Johann Peter Hebel
1760-1826

La magnífica historia de Carl Burckhardt sobre el asombro de Rilke cuando en París, a través de un alsaciano, que hablaba francés, descubrió la existencia de un maestro de la lengua alemana para él desconocido hasta entonces, no es sólo una anécdota bonita. Nuestra literatura alemana de hoy, con su potencia poética y lingüística tan escasas y su virtuosismo tan aburrido en la abstracción y en la altisonancia, está aún más alejada de la grandeza de Hebel y de su ingenio y seguramente la conoce tan poco como el pobre Rilke.

(1952)

«Biblische Erzählungen»
(«Relatos bíblicos»)

Este viejo e inteligente hombre de calendario no persigue lo místico, es más bien un racionalista, y su teología no tiene grandes profundidades, pero su tono posee una maravillosa frescura cultural y narrativa y sus pequeños ejemplos y sentencias morales brotan de un corazón bondadoso y experto. Se pueden por cierto leer durante años autores modernos sin encontrar un relato que se grabe tan profundamente y que aún mucho después de su lectura ofrezca tanto como cada uno de estos relatos bíblicos.

(1920)

«Kalendergeschichten»
(«Historias de calendario»)

Las historias de calendario de Hebel del «Hausfreund» han sobrevivido tenazmente en el pueblo, al menos en la patria del autor, mientras que algunos intelectuales no saben que estas historias son quizás lo mejor que ha hecho jamás un narrador alemán.

(1910?)

Hebel ocupa como escritor dialectal un lugar aunque venerado aún algo marginado en las historias de literatura. Todavía se reconoce poco que sus relatos (el llamado «Schatzkästlein») en su simplicidad popular y fuerza, son, también desde un punto de vista artístico estricto, joyas singulares y que con seguridad en la composición y el lenguaje son decididamente clásicas y superan a toda la novelística moderna.

(1907)