¿Qué sucede hoy con Lessing?, es decir: ¿qué significa hoy para el pueblo alemán? Significa un nombre en los catálogos de los editores de autores clásicos, significa un tema de redacción impopular en los institutos, y poco más. Nuestro pueblo, de todos modos, infinitamente más aficionado a la música que al arte del verbo, esquivo y reservado con sus escritores, habla todavía de sus «clásicos», que comienzan con Lessing y terminan con Schiller, pero de estos «clásicos» han caído totalmente en el olvido Herder y Klopstock, y en gran medida Lessing y Wieland. Es una pregunta difícil si Herder podrá ser resucitado y cuándo lo será; por de pronto es el más olvidado de los grandes alemanes de su siglo. En cambio para Lessing parece haber llegado poco a poco el tiempo de una revisión. Hay indicios de que detrás del Lessing aprendido en el colegio y nunca leído de nuevo, existe otro que tiene aún mucho que decirnos, no un escritor, no un filósofo, sino un espíritu extremadamente audaz, pulcro y claro, un hombre de las ideas más puras, poseído de la más noble pasión por la verdad, y un autor del máximo formato, un gran precursor de Nietzsche. Para la Alemania actual Lessing, todavía no del todo redescubierto, podría ser muy útil, más necesario que todos los críticos de la cultura leídos actualmente.
(1931)