Defoe que con su Robinson escribió uno de los libros más leídos y bonitos del mundo, fue un hombre increíblemente productivo y vital. No sólo escribió el magnífico Robinson, las cuatro novelas publicadas aquí de nuevo y otras muchas más que fueron devoradas todas en su tiempo, sino que además es el autor de una larga serie de escritos políticos, económicos y pedagógicos. Todo esto habría colmado una vida de setenta años junto al fuego de la chimenea de una habitación de erudito, pero este curioso Defoe no estuvo sentado en absoluto junto a la estufa, estuvo metido de lleno en la vida política de su época, fue durante un tiempo persona de confianza de Guillermo de Orange, fue soldado, hizo viajes, estuvo varias veces en la cárcel. Mucho de su vida repleta, casi rebosante, plena, ha pasado a sus novelas, que también están llenas, ricas y trufadas de sucesos, imágenes y aventuras. Son tan divertidas como instructivas de leer, y sólo las conversiones de sus héroes, a menudo tan salvajes, con que terminan invariablemente sus libros, nos resultan un poco extrañas y forzadas.
(1919)
Encuesta de la «Literarische Welt», 1929: ¿Cuál fue el libro favorito de su adolescencia?
Respuesta de Hermann Hesse: «Robinson Crusoe»