De colegiales y estudiantes Thomas Müntzer sólo nos era conocido como cabecilla de la Guerra turingense de los Campesinos, una especie de rebelde, casi un anticristo, que al fracasar el levantamiento fue decapitado (1525). Luego, hacia el final de la guerra mundial nos lo volvieron a recordar Ernst Bloch y Hugo Ball que lo veían como comunista y alababan su oposición a Lutero. Entre tanto varios investigadores han establecido de una manera bastante clara su verdadera posición tanto en la Guerra de los Campesinos como en la teología reformista y ahora llega a nosotros esta obra hermosa e importante: una edición aproximada con mano respetuosa al alemán actual de los escritos de Müntzer —muchos de ellos imprimidos de nuevo por primera vez desde su primera publicación hace cuatrocientos años—. Muestran un espíritu reformador pero fuertemente antiluterano. En su apasionada polémica y a menudo impetuosidad violenta semejan a muchos panfletos de la época de la Reforma, pero por sus ideas y por su matización interior, son muy personales y originales, sobre todo en su lucha contra cualquier «fe» dogmática como falsificación del trato personal, auténtico, vivido con Dios. Léase por ejemplo la «Protestaktion» («Acción de protesta») de 1524. Müntzer aparece como un místico con el sentimiento del elegido que no se consideró un profeta de Dios para su época, pero sí se sentía imbuido de la inspiración divina directa. Su lucha contra Lutero fue tan poco victoriosa como su lucha política. Pero no está derrotado tampoco hoy.
(1933)