«Abschied von dem Eltern»
(«Adiós a los padres»), de una carta a Peter Weiss
El hecho de que volvamos a oír algo de usted es ya de por sí una alegría, pues entre nosotros no se lo olvida y que suceda con este magnífico libro de la historia de su juventud redobla mi alegría.
Usted tuvo una infancia distinta a la mía, una infancia mucho más pobre, solitaria y más alejada del mundo intelectual, y cuando pienso en el Peter Weiss que conocí en Montagnola me sorprende lo relativamente intacto que estaba o parecía estar entonces. Y ahora ha hecho usted este libro con la historia de su infancia y su juventud, un libro tan magnífico como terrible que tiene que cautivar y conmover profundamente a todos los lectores. Desde un punto de vista puramente literario es perfecto, memoria y capacidad de observación de extraordinaria precisión coinciden con una conciencia del lenguaje cuya claridad e intensidad tenemos que amar. Si tengo alguna objeción se refiere exclusivamente a una parte de su contenido, la historia de su larga inhibición sexual. Ése es un asunto patológico privado y su relato sólo tendría valor, según mi opinión, si al lector se le explicara también el proceso exacto de su curación.
La cuestión sobre el valor del tema se me planteó ya con ocasión de «Der Schatten des Körpers des Kutschers» («La sombra del cuerpo del cochero»); me hubiese gustado escribirle entonces pero aunque la impresión fue grande no pude aprobar el conjunto tan categóricamente como su nuevo libro, me parecía demasiado talento y demasiado trabajo derrochados en una banalidad, y los collages no me gustaron en absoluto.
En la literatura alemana más reciente hay muy pocas obras de semejante fuerza y el hecho de que seamos ahora ambos autores de la misma editorial me alegra.
(1961)