«Die unwiederbringliche Zeit»
(«El tiempo irrecuperable»)
Considero al hamburgués Joachim Maass como el más dotado y satisfactorio entre los novelistas alemanes más jóvenes. Hace poco se publicó su tercera novela: «Die unwiederbringliche Zeit». Un libro excelente, la historia de una familia burguesa de Hamburgo de principios de siglo, vista desde la perspectiva de un niño. La cultura literaria de esta novela, y también de las dos novelas anteriores de Maass, es muy elevada. Existe hoy una opinión incluso manifestada a menudo por autores y editores según la cual en un libro no importa en absoluto «lo literario» y basta una buena intención, una manera de pensar decente y tener el corazón en su sitio para poder escribir buenos libros. Nosotros no compartimos esta opinión tan necia como perniciosa. Se requieren muchas cosas para escribir un libro decente y si la ideología y la buena voluntad bastasen para ello, el mundo estaría lleno de autores de primer rango. La novelística alemana no tiene un nivel medio muy elevado a pesar de obras aisladas importantes, porque se da más valor a la ideología (que por cierto se puede fingir más fácilmente que la maestría literaria) que al oficio literario. Existe la tendencia a valorar los llamados «libros de la vida» más que los libros literarios, pero si lo «literario» ha de ser realmente secundario en un libro, es como si se quisiese declarar secundario en un cuadro lo pictórico, en un edificio lo arquitectónico. Es cierto que existe un exceso de literatura, un concepto artístico de la literatura para el que el ejercicio virtuoso del oficio se convierte en un fin en sí mismo. Pero que un libro escrito con técnica, un libro «literario», con un elevado nivel artístico es algo completamente distinto que los «libros de la vida» mal escritos, lo demuestra precisamente una novela como la de Maass. Su técnica es, si se quiere, impresionista o pictórica, y si comparamos una frase cualquiera de su novela con cualquier frase de una mera novela ideológica, vemos claramente dónde es mayor la vida y el realismo. En Joachim Maass cada frase da una visión, imagen tras imagen, percibida con agudeza y condensada artísticamente, saturada completamente de vida vivida, de realidad observada exacta y concienzudamente. ¿Y la ideología? Ésta no se ha atrofiado en absoluto por la fidelidad y el ejercicio escrupuloso del oficio literario: detrás del tejido denso y sólido de esta serie de imágenes existe un sentido de lo moral omnipresente pero que nunca se expresa directo y sermoneador. Este narrador tiene el corazón tan en su sitio como cualquier autor de popularismo fácil, y además sabe su oficio, ejerce la moral viva de su arte, y nos fascina con ella de una manera que no logran nunca los predicadores y que es precisamente la manera de la auténtica literatura. Esta novela sobrevivirá a la mayoría de los libros antiliterarios y antiintelectuales que pueblan actualmente la superficie de la literatura.
(1935)