Georg Trakl pertenece de una manera más entrañable que el intelectual Stadler a aquel grupo de poetas jóvenes que el burgués llama con ironía, futuristas, y de los que Werfel y Schickele me parecen ser los más importantes. Sus dos libros «Gedichte» («Poemas») y «Sebastian im Traum» («Sebastián en el sueño») han sido publicados. Este espíritu delicado, cansado, lleno de ternura melancólica y de tempranos presentimientos de muerte, se quebró en la guerra, murió en un hospital de soldados de Cracovia.
(1915)
El lírico más simpático, ingenuo y fino de este círculo murió víctima de la guerra. Se trata de Georg Trakl. Su pequeño volumen «Gedichte» y su «Sebastian im Traum» no son obras de una voluntad, sino los resplandores ingenuos e infantiles de un ser profundamente poético, algo hipersensible e incluso enfermo, pero noble y digno de ser amado. Hay que haber conservado el sentido para la poesía pura, para los tonos originales, para el balbuceo del sueño, para apreciar estas páginas admirables. En «Sebastian im Traum» hay un par de páginas de prosa poética, tan bella y profunda como la de Novalis.
(1916)