Gottfried Benn
1886-1956

… También podría recordarse lo que el poeta alemán más avanzado intelectualmente e intrépido de nuestro tiempo, Gottfried Benn, dijo en «Ptolemäer» («Los Ptolomeos»), una de sus últimas obras. Allí se habla del tema favorito de Benn, la decadencia y el próximo ocaso de la raza blanca. «El siglo próximo» dice allí, permitirá sólo dos tipos, dos constituciones, dos formas de reacción: los que actúan y quieren ascender, y los que esperan en silencio la transformación: criminales y monjes, ya no habrá otra cosa. «Las órdenes, los frailes volverán a resucitar antes de su extinción. Veo caminar a orillas de las aguas y por las montañas hábitos negros con paso silencioso y absorto. Más allá de los antagonismos del conocimiento y de lo conocido, fuera de la cadena del nacimiento y el renacimiento, y en un mudo y sereno tat twam asi —tú también eres así— se llevará a cabo la unión con el mundo material perdido».

Y Benn no es el único visionario de este tipo. ¿En qué se basaría la sed convertida casi en moda, del loto, del nirvana y del zen, si no en el presentimiento angustioso de ocasos y transformaciones futuras, y en la disposición de los que no tienen talento o voluntad para la acción y el crimen, de trasladarse más allá de los antagonismos?

(1961)

«Cartas escogidas»

En los años en los que este poeta era aún desconocido, seguí durante un tiempo sus obras no con amor, pero sí con simpatía, sin saber de su vida más de lo que podía adivinarse a través de sus escritos. Ahora, como hasta hace poco Rilke, no sólo es reconocido como verdadero astro y maestro, sino que como aquél, se ha convertido en un modelo deslumbrante y no desprovisto de peligro para los talentos imitadores de sus discípulos. Hay poemas suyos maravillosos que no pueden imitarse tan fácilmente como su prosa con sus ataques voluntariosos contra la sintaxis alemana. El tomo de cartas publicado después de su muerte descubre muchos aspectos de su persona y de su vida. Su estilo está por cierto libre de todos aquellos experimentos y violencias. Es un libro impresionante, al menos para mí.

Este poeta tuvo una vida extremadamente difícil y dura, una vida de trabajo y pobreza, y pobreza no sólo en la esfera económica, sino también en la síquica e intelectual. Poca suerte y paz encontró esta vida dura, y así como el médico y el médico militar vivió en constante servidumbre y estrechez, así el hombre y poeta vivió también espiritualmente en un espacio demasiado estrecho. De salud robusta, pero sumamente sensible a la atmósfera de la época, barruntando y anticipando el desastre y la disolución, sin fe ni esperanza, poco accesible a los consuelos de la música, odiando francamente la religión, la historia y el humanismo, encontró sólo en su trabajo poético y en las ciencias naturales respiro intelectual. No sería sorprendente que sus cartas lo mostraran como un ermitaño adusto y amargado. Pero no, sus cartas lo muestran como un carácter a pesar de todo humano, en alto grado capaz de amor y fidelidad, simpático y admirable e insobornable. El nihilista, cuando más se lo conoce, se convierte en un gentleman, el mártir en héroe. Y para mí lo bueno de la lectura de las cartas es que en el futuro podré leer a Benn sin aquel malestar que antes me irritaba.

(1960)