«Der Untergang des Abendlandes»
(«La decadencia de Occidente»)
Se escribe mucho y podemos comparar perfectamente la actividad de los literatos con la de los calculadores y financieros, ambos se pasan el día escribiendo ceros. En lugar de calcular con unidades, calculan con miles de millones y billones; eso fomenta el consumo de papel. Por lo que se refiere a las ideas en su mayor parte no son expresadas por los poetas y los verdaderos literatos, sino que lo más interesante y satisfactorio viene de provincias periféricas, de las zonas fronterizas entre literatura y ciencia. En ese terreno figura en primera fila, por la amplitud de su influencia y la fuerza de su talento, Oswald Spengler, el autor de «La decadencia de Occidente». A este autor lo atacan casi todos los demás literatos del país con tanta vehemencia y furia que ya por eso le he tomado cariño. Y de hecho su libro es el más inteligente e ingenioso de los últimos años. El error y el defecto de Spengler no consiste en que se equivoque aquí y allá, o que saque conclusiones imprudentes. ¿Por qué no iba a ejercer este derecho de todos los seres humanos? Su error no es tampoco que no sea políticamente libre, y que sea un prusiano un poco furibundo. Su error es solamente una cierta falta de humor y elasticidad, un cierto exceso profesoral de seriedad e importancia que se manifiestan aquí y allá también en su idioma cuidado y de agradable lectura.
(1924)