Ahora va a ser popularizado. ¡En buena hora! No se conseguirá, pero por qué no gastar papel y hacer publicidad por un poeta auténtico. La editorial comunica en las tapas del libro, en un elogio mal redactado, que nuestro pueblo«derrotado política y económicamente necesita una nueva concienciación espiritual con más urgencia que nunca». Pero no hay que dejar que estos manejos nos quiten el gusto de leer al escritor. El libro mismo está muy bien hecho, a través de él se conoce casi toda la obra escrita hasta ahora por Arno. Para mí la obra de su primera época naturalista, por mucho que aprecie su energía es poco digerible[14], sólo con la «Blechschmiede» («Hojalatería») y sobre todo con «Phantasus» me identifico. Ahí un poeta recuerda el viejo secreto de que en su alma, si la escucha simplemente, está contenido todo el mundo. El incesante fluir de las imágenes del cosmos del subsconsciente es un espectáculo que nuestro mundo ya casi no conocía. Sorprendido y un poco perplejo recibe esta salvaje riqueza de la mano del escritor pero sigue extrañándole aunque el escritor no hizo otra cosa que lo que produce el lector cada noche en sus sueños con la misma abundancia.
(1920)
Entre los escritores alemanes de las últimas décadas el más extraño y discutido es seguramente Arno Holz, tan pronto considerado como fundador principal del naturalismo alemán, o como un neorromántico o también expresionista. Nunca llegó al pueblo (lo que naturalmente no habla contra él) y sin embargo influyó fuertemente en varios de los poetas y literatos más conocidos de su tiempo, en primer lugar Gerhart Hauptmann y Richard Dehmel. El mismo Arno Holz no era influenciable, era más inteligente que la mayoría de sus colegas afortunados y fue toda su vida un hombre totalmente obsesionado por su obra y su misión, enormemente trabajador e inquebrantable a pesar de que no fue comprendido —o mal entendido— durante decenios. Falta aquí espacio para exponer la teoría de su nueva forma lírica y con ello la estética de su obra principal «Phantasus». Seguramente les habrán contado a ustedes, lectores, alguna vez cosas extrañas acerca de Arno Holz: que inventó una nueva clase de versos y escribió frases de muchas páginas. Todo esto es cierto, este escritor tenía una tendencia a lo monstruoso e idolátrico. Pero con eso sólo no se le puede despachar ni mucho menos, es más que un monstruo, en la literatura más reciente forma el gran polo opuesto de Stefan George y esperamos que no sea olvidado.
(1935)