Joseph Conrad
1857-1924

«Under western eyes»
(«Bajo la mirada de occidente»)

El fenómeno Joseph Conrad ha sido comprendido hasta ahora lenta y vacilantemente por los lectores alemanes que en general suelen tener pocos prejuicios y un talante internacional.

No sabría por qué razones, pero una es sin duda el hecho de que aquellos círculos que en Alemania tendrían que conocer a Conrad y entusiasmarse por él, me refiero a la gente de mar, no son lectores apasionados de libros. A pesar de todo, se abre camino poco a poco en Alemania éste estupendo escritor que, además de su valiente virilidad y sus conceptos del honor inglés y caballeresco, tiene aún en su alma singular tantas complicaciones y mezclas secretas y ocultas. En el fondo, todas estas mezclas pueden reducirse a la gran mezcla y transformación en la persona y vida de Conrad; a la transformación del polaco Conrad en el marinero y escritor inglés Conrad. En todo caso, el gran atractivo del arte narrativo asombroso y único de Conrad reside en que su moral sencilla, recta y limpia, su concepto del honor inglés, de oficial marino, se enfrenta al polo opuesto de una sicología extremadamente complicada, delicadamente matizada, incluso a un gusto casi maniático por lo oculto, por la intriga, por el descubrimiento lento, astuto y perseverante de relaciones secretas. Eso es precisamente lo especial en Conrad: que domina con moral inflexible su afición curiosa por lo complicado y conspirativo, que su gusto por lo subterráneo sea tan puro, que su instinto detectivesco no le conduzca nunca a la novela policíaca. En este sentido tienen razón aquellas voces que lo comparan con Dostoievski. Sin embargo, la comparación sólo es acertada hasta cierto punto, y Dostoievski sigue superando a Conrad exactamente en la misma medida en que su fe mística cristiana supera el concepto inglés del gentleman de Conrad. Un encanto especial para el lector con olfato tienen ese par de novelas «políticas» de Conrad que se ocupan de la política y sicología de situaciones confusas, conspiradoras, revolucionarias y subterráneas. «Nostromo» y, más aún, «The secret agent» («El agente secreto») son en ese sentido muy sustanciosas, en menor grado «The arrow of gold» («La flecha de oro»). El libro político más profundo y emocionante de Conrad, y al mismo tiempo el libro en el que el polaco Conrad se enfrenta más abiertamente al Conrad inglés, es «Under western eyes». La novela se desarrolla en el ambiente de los emigrantes revolucionarios rusos de la época zarista. Puedo imaginarme que quizás algunos de los lectores y admiradores de Conrad, rubios, de ojos azules y nórdicos (tiene admiradores entusiastas no sólo entre los literatos, sino también entre los oficiales de marina ingleses y holandeses) se encontrarán desconcertados ante este libro, cuyo demonismo y cuyas profundidades serían inimaginables sin la naturaleza doble de Conrad. Al leer un libro como éste, se vuelve a sentir con espanto la poca intuición y fantasía que tienen los autores de las «novelas policíacas». Si fuesen capaces de aprender algo, deberían ir aquí a la escuela.

(1933)