Es una buena y agradable noticia que en el futuro una revista para la poesía acompañe a la revista ilustrada. Le damos la bienvenida y le deseamos una larga vida.
La lengua y la literatura alemanas tienen una extraña vida. Por su riqueza de vocabulario, sus formas gramaticales y posibilidades artísticas de expresión, se encuentran con todo derecho junto a las lenguas más nobles del mundo, comparten plenamente su orgullo y su modestia, su utilidad y su obstinación; han sido probadas, desarrolladas, enriquecidas y refinadas por poetas y pensadores del más alto rango. Pero a diferencia del ruso, del inglés y de la mayoría de las lenguas románicas, no tiene detrás a un pueblo de aficionados, críticos, conocedores y entusiastas, su pueblo y su espacio de acción no son propicios, su cuidado, su culto, sus posibilidades de influencia más diferenciadas y delicadas, están limitadas a una delgada capa cultivada que, por cierto, no es necesariamente siempre la más valiosa del pueblo. En los países de habla alemana se puede llegar no sólo a alcalde y ministro, sino también a maestro, profesor y escritor, sin saber alemán, es decir sin tener una relación auténtica, natural, alegre y segura con el propio idioma. Tanto más necesario y deseable es por lo tanto para los que pertenecemos a esa delgada capa, cualquier refugio que se nos conceda, cualquier apoyo que se nos brinde.
Sobre la revista patrocinada por «DU» no se podrá formular un juicio hasta que haya superado un cierto período de prueba. Lo que ya me gusta hoy, antes de haberla visto, es sobre todo su nombre. Se llama «Das Wort» («La palabra»). Así inscribe una de las palabras más antiguas y respetables, auténticas y cargadas de significado del idioma alemán sobre su primera página. Porque las palabras no son iguales las unas a las otras por su contenido, peso, antigüedad, sentido y fuerza, sino que existen palabras buenas, fuertes, profundamente enraizadas y palabras jóvenes, no probadas, dudosas, flojas que nacen y mueren con la moda. A la palabra que constituye el nombre de esta nueva publicación, dedicó el diccionario de Grimm más de 75 columnas. Desde tiempos inmemoriales pertenece a todas las lenguas germánicas, escandinavas y anglosajonas y tiene más significados que la mayoría de las palabras de nuestro idioma. Tiene incluso una riqueza rara y peculiar, dos plurales. Y sus significados van desde la esfera sacral («en el principio era el verbo» o «la palabra, que no la toquen») hasta el otro extremo, donde el idioma, en una fase tardía se refleja a sí mismo, se critica y censura («palabras vanas» - «palabrero» - «palabrería» - etc.).
Vamos a interpretar esta hermosa cabecera como en las expresiones «empeñar su palabra», «cumplir su palabra», «comprometerse con la palabra dada», como una promesa que obliga y que nos promete mucho, sobre todo tomar en serio la palabra y el lenguaje desde su aspecto sagrado y serio, hasta su aspecto lúdico y divertido.