Sobre la novela «Bajo las ruedas» H. H. escribió en 1953 en su carta circular «Begegnungen mit Vergangenem» («Encuentro con el pasado»), volumen 10, página 352/353. El volumen del legado de H. H.: «Kindheit und Jugend vor Neunzehnhundert, Hermann Hesse in Briefen und Lebenszeugnissen 1877/1895» («Infancia y adolescencia antes de mil novecientos, Hermann Hesse en cartas y testimonios de su vida 1877/1895») puede leerse como acompañamiento biográfico de «Bajo las ruedas».
Sobre el libro de narraciones «Nachbarn» («Vecinos»)
(1908)
Me gusta utilizar, como por ejemplo en las dos últimas historias de «Nachbarn[2]», la libertad formal de nuestra novela corta para, en lugar de dedicarme a la narración propiamente dicha, entregarme a la contemplación de la naturaleza y de las almas humanas singulares. El hecho de que, como en todos mis libros anteriores, predomine el idilio se debe seguramente, en gran parte, a mi manera de ser ajena a todo dramatismo; pero es en parte también, una limitación consciente a un terreno, en el que me siento más seguro, que en la descripción de ciertos temas nada idílicos, para los que me falta todavía seguridad.
Más no puedo decir con estas pocas palabras. Únicamente añadiré que, a pesar de esta última observación, no opino en absoluto que un autor sincero pueda elegir con completa libertad sus «temas». Por el contrario, estoy convencido de que los «temas» acuden a nosotros, y no al revés y que, por lo tanto, la aparente «elección» no es el acto de una voluntad personal independiente, sino, al igual que cada decisión, la consecuencia de un determinismo ininterrumpido. No quisiera dar la impresión de que apruebo todas las ideas y trabajos de un poeta, pero sí de que admito de buen grado y convencido, que aquí, como en la vida, la creencia en la determinación no anula en absoluto la responsabilidad personal. Tenemos un punto de referencia seguro en la conciencia, y la conciencia poética es por lo tanto la única ley que debe seguir el poeta; eludirla le perjudica tanto a él como a su trabajo.