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Quiso dar a sus palabras un tono tranquilizador, pero ella sabía que era igual de importante mostrarse firme.

—Entiendo que la idea pueda parecerte un poco perturbadora, de verdad. Puedo comprender que todo el asunto te parezca repugnante; pero he pasado por eso antes, le he dado muchas vueltas, y es la única manera. Así son las cosas con la familia. Tienes que hacer lo que te corresponde, aunque sea difícil, aunque sea doloroso; tienes que mirar la situación en su conjunto. Es como cuando se dice (probablemente seas demasiado joven para recordar esto) que para salvar un pueblo hay que destruirlo. Es algo así. Piensa en nuestra familia como si fuera un pueblo. Tenemos que hacer lo que haga falta para salvarla.

Le gustaba la parte del «tenemos». Como si fueran una especie de equipo.