4

El doctor Ingravallo acaba de decirme hace unos instantes que le parece paradójico que ame la desaparición de cualquier intención en mis escritos y al mismo tiempo no cese de contar que he elegido la desaparición como motivo central de lo que escribo. Largo silencio. Le parece bien que sólo entienda la escritura como reflejo de un mundo interior, privado. Pero ha añadido que eso que escribo, por muy privado que sea, piensa publicarlo si desaparezco, pues algunas de esas páginas no sólo exigen un lector, sino que hasta llegan a extenderle una mano a éste cuando no directamente lo inventan. Dicho esto, ha concluido, no deberías seguir tratando de engañarme, se te ve absurdo escribiendo con una mano mientras con la otra desvías mi atención para que no perciba que escribes. La verdad, se te ve ridículo buscando romper con la otra mano esa cáscara de huevo de tinamú que encontré para ti ayer, ahí fuera, entre el polvo patagón.