Así que solo nos queda continuar como hasta ahora y aguantar la crisis, lo que supone que tanto el gobierno español como los ciudadanos tendrán que recortar drásticamente sus gastos. En la siniestra lista de austeridad que estamos llevando a cabo posiblemente los próximos en verse afectados serán los eslabones más débiles de la cadena, los desempleados, que recibirán menos beneficios por parte del gobierno a medida que este implemente medidas para reducir el gasto público. Con la reforma financiera se intentará ejercer un mayor control sobre la deuda privada (en especial, la de las cajas) para evitar un rescate. Como todo, esto no es algo cien por cien malo. Al mostrar que el país está dispuesto a soportar duras medidas de austeridad para evitar el impago de sus préstamos, España podría reforzar la confianza de los inversores, algo que ya se está viendo en las últimas subastas de deuda pública. La peor parte, como de costumbre, será para los ciudadanos, que tendrán por delante años muy difíciles.
Hay otra posibilidad que, no por poco conocida, debe ser descartada. Algunos analistas han sugerido la introducción de un «segundo» euro como otra posible solución a la crisis de la deuda europea. En este enfoque en la zona euro se crearía otra moneda común junto al euro, la cual sirva de divisa transición para los países en dificultades que luego, posiblemente, regresarán de nuevo al euro. Los partidarios de esta medida sostienen que podría disminuir las dificultades de los bancos y del BCE, así como evitar que el euro se deprecie rápidamente. La mayoría de los economistas consideran este plan inviable y la probabilidad de que entre en vigor es extremadamente baja.
La posibilidad de que España requiera un rescate como Grecia es algo que todavía preocupa a muchos a pesar de que la evolución positiva de las tasas de interés de los bonos, muy inferiores a las de Grecia, Irlanda y Portugal, aunque aún muy lejos de las de Alemania, va alejando esa alternativa. Las altas tasas de interés no son sino la representación de confianza de los inversores en que España sea capaz de pagar su deuda pública. Afortunadamente, está bastante consensuado que España no necesitará un rescate, a tenor de las enormes diferencias entre Grecia y España. La deuda pública española es de alrededor del 60 por ciento del PIB, mientras que la de Grecia era de alrededor del 140 por ciento. Esto podría cambiar, sin embargo, si el gobierno se ve obligado a asumir los pasivos de las cajas. La solución, cuando se publique la reforma del sistema financiero.
En la misma línea otros analistas comparan la situación financiera de España con la de Irlanda para apoyar el argumento de que España no necesitará un rescate. A fin de cuentas, el caos financiero en la isla esmeralda tiene mucho que ver con el español. Al igual que nosotros, los bancos irlandeses también se vieron atacados por la fiebre de los préstamos indiscriminados para alimentar el hambre insaciable del mercado inmobiliario. Cuando se comenzó a desmontar el castillo de naipes, el gobierno irlandés inyectó miles de millones de euros de los contribuyentes a sus bancos, nacionalizando los tres principales. Hasta ahí las semejanzas. La economía española es mucho mayor que la irlandesa, y las pérdidas han sido más pequeñas en relación con el total de la economía. Además, a diferencia de los maltrechos bancos irlandeses, los tres mayores bancos de España están en una forma física bastante decente. Harina de otro costal son las cajas… Nadie sabe dónde terminará el enorme proceso de fusiones que se está llevando a cabo. Actualmente el número de entidades se ha reducido a casi la cuarta parte de las que había al comenzar la crisis y algunos rumores apuntan a que puede reducirse aún más quedando el total en cuatro enormes entidades.
En las cajas cunde cierto desaliento debido a que el proceso se está llevando a cabo a lo que entienden es una velocidad de vértigo. A pesar de las quejas, no parece que el gobierno esté demasiado preocupado por su supervivencia, sino que se ha marcado como prioridad la recuperación del sistema financiero español en su conjunto a cualquier precio. Las nuevas regulaciones requieren que las cajas sean más transparentes en sus prácticas crediticias. Algunos analistas temen que las cajas mantengan oculto un monto importante de sus pérdidas y que el gobierno no sea consciente de la magnitud de los daños.
La nueva legislación también requiere que las instituciones financieras tengan suficiente capital para cubrir al menos el 8 por ciento (el 10 por ciento en algunos casos) de los activos. El gobierno también creó en junio de 2009 el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) para proporcionar fondos para gestionar la reestructuración bancaria.
Entre tanto, los precios del mercado inmobiliario siguen cayendo en picado según va empeorando la crisis, mientras que los compradores internacionales acogen con mal disimulada satisfacción la depreciación. El gobierno también ve los nuevos precios con buenos ojos y está presionando a los bancos a reducir los precios de la vivienda mediante la introducción de mayores requisitos de provisión de fondos en sus carteras de propiedades. El portal inmobiliario Idealista.com afirmó que enero de 2012 fue el peor mes desde que comenzara la crisis del mercado inmobiliario hace cuatro años, basándose en sus datos que muestran cómo los precios cayeron un 9,4 por ciento en comparación con enero de 2011. Puesto que diciembre y enero son tradicionalmente los peores meses de venta, el descenso real no habrá sido tan drástico, máxime teniendo en cuenta que los precios medios aún se mantienen por encima de la marca de los 2.000 euros por metro cuadrado. En algunas áreas de costa eso es lo suficientemente bajo como para atraer a los inversores internacionales a medida que perciben buenos rendimientos de un mercado turístico que sigue creciendo sin servicio de comidas y que ayudó a impulsar los ingresos del país visitante a un nivel récord en 2011.
En resumen, España todavía se encuentra en una posición económica muy apurada. Sin embargo, el gobierno y la UE están trabajando para asegurar su recuperación y la estabilidad, cosa complicada, ya que la situación de nuestro país es única debido a las peculiaridades de nuestro mercado de bienes raíces y a las decisiones tomadas por las cajas de ahorros. Evidentemente no veremos mejoras en el nivel de ocupación o el crecimiento al menos hasta dentro de muchos meses.