Notas

[1] Este es el momento de reconocer públicamente el alto sentido patriótico de don José Guillen, heredero del doctor Marcelino Pascua, quien, a comienzo de los años ochenta del pasado siglo, aceptó mi sugerencia de que el lugar de reposo de tal documentación debía ser el AHN. Es también el momento de poner de nuevo en la picota a los innominados políticos y/o funcionarios que, por el contrario, ocultaron (¿hicieron desaparecer?), la que el propio Pascua remitió al ministro Gregorio López Bravo relacionada con el depósito de oro en Moscú. <<

[2] Entre los agentes de la NKVD que operaban en Bilbao cabe identificar a uno del que hasta ahora, que yo sepa, no había constancia: Níkolai Kiriushin. Su nombre figura en una lista propuesta para una condecoración en RGVA: fondo 33987, inventario 3, asunto 912. <<

[3] Hacemos uso de los informes y despachos de Morel pero dejamos de lado muchas de sus valoraciones sobre la evolución política española así como del significado que atribuía a la guerra civil. No pueden alimentar, hoy, el esclarecimiento historiográfico. Añadiremos que había despertado las sospechas del Servicio de Información Especial del EM del Ministerio de la Guerra que en abril abogó por su relevo (AMAE-AB: caja R-9). <<

[4] El 13 de mayo un diputado laborista, Philip Noel-Haker, le escribió reforzando tal impresión que, según decía, era compartida por el propio Clement Attlee, líder de la oposición, Lloyd George y muchos otros (AMAE-AB: legajo R 2296, E7). <<

[5] García Lacalle (p. 301) afirma que fue en otro aeródromo, propiedad de una fábrica de aviones, y que el personal debía de estar advertido de la llegada pues se precipitó a facilitar el repostado. <<

[6] En un informe al que aludiremos posteriormente, el consejero militar jefe soviético, general Shtern, afirmó que la actuación de Prieto había sido estimulada por los propios franceses, cuya conducta se reveló de doble filo («traicionera», en el original). Un cierto apoyo a tal versión se encuentra no sólo en García Lacalle sino también en las declaraciones de Prieto al encargado de negocios, Jean Payart, el mismo que había contemplado en Moscú el proceso de deslizamiento soviético en el verano de 1936 (DDF, VI, doc. 69). Le dijo que había pensado enviar 60 aviones, indispensables para restablecer un mínimo equilibrio en el teatro de operaciones. La versión de nuestro texto, que en algunos aspectos discrepa de la que existe en la literatura, se ha basado en expedientes que se conservan en CARAN, legajo BB18 3040. <<

[7] Cándano (p. 104ss) ha exhumado el informe de un asesor militar francés que reconocía el entreverado de causas (políticas, organizativas, militares) que auguraban el desastre. Las primeras eran esenciales y al Gobierno republicano no se le ocultaba que el PNV no ponía toda la carne en el asador. <<

[8] Esta cifra difiere de las manejadas frecuentemente en la literatura, en la que existen grandes debates al respecto. <<

[9] Azaña (1978, p. 90) dejó un diagnóstico implacable: ineficacia militar; carencia de mando único; «un ejército vasco, otro con el mando en Santander, lo de Asturias; en unas partes, revolución; en otras, nacionalismo; disputas menos que provinciales, de cabeza de partido. Viento en las cabezas, inexperiencia». Preveía un auténtico desastre, como así ocurrió. <<

[10] Como ha señalado Hugo García (pp. 127-131) tal caracterización superó en eficacia la mera denuncia de la rebelión militar y la presentación de la guerra como una lucha entre el progreso y el atraso. <<

[11] Al Gobierno de Londres se le suministraron el 13 de marzo numerosas informaciones fácticas sobre la intervención italiana caracterizables como la más escandalosa violación perpetrada sobre el continente europeo desde la «gran guerra» (Azcárate, doc. 25, pp. 321ss). <<

[12] En general, en esta obra no se hace uso de la documentación de la SdN, cuya ineficacia fue absoluta. Delbos reconoció que «poco a poco la guerra civil había ido adquiriendo un carácter internacional» pero de ello extrajo la peregrina conclusión de que ¡era preciso aumentar la eficacia de la no intervención! He consultado los discursos en TNA: FO 371/21335. <<

[13] Una de las más típicas fue la que repitió Nicolás Franco al cónsul general francés en San Sebastián el 23 de julio: no se enajenaría la menor parcela de la soberanía nacional (DDF, V, doc. 272). <<

[14] Tampoco los comunistas ignoraban la mala situación, como se refleja en los recuerdos de Pasionaria (p. 399): disminución del territorio, carencia de material de guerra, problemas alimenticios, dificultades de importación, etc. <<

[15] Los ejemplos podrían multiplicarse. Los mencionados se han tomado de AMAE-AB, caja 135, E6. Por desgracia, no se dispone de una buena monografía sobre las relaciones entre los dos Gobiernos. La literatura francesa sigue todavía presa de los planteamientos, que datan de los años sesenta, sobre la mitificada política de Blum. <<

[16] Varios de los informes de Herbette están publicados en DDF. Suelen mezclar consideraciones históricas y análisis político pero su orientación no era prorepublicana. La biografía que le ha dedicado Denéchère pone de relieve su profunda aversión a la República. <<

[17] El artículo de Serre y la respuesta se encuentran en el número de mayo de L’Espagne socialiste, órgano franco-español del Comité d’Action Socialiste pour l’Espagne, algunos de cuyos números se hallan en CARAN, fondo Jules Moch, caja 157. <<

[18] En CARAN, legajos BB18, 3038 y 3939, se hallan abundantes muestras de lo expuesto. <<

[19] Shtern señaló que, según sus informaciones, a las dos semanas de la caída de Bilbao aparecieron 400 ingenieros y técnicos alemanes que pusieron la industria nuevamente en marcha. <<

[20] Zugazagoitia (p. 329) mencionó esta carta. <<

[21] Literalmente (p. 94): «El perderse todo el País Vasco, teatro secundario de la guerra, donde no puede ocurrir nada decisivo, elimina un problema político para el día de la victoria. Se fundan en la acritud insubordinada que tenía el Gobierno vasco y ahora, caído, expulsado de su territorio, no podrá el día de mañana, en el momento de la paz, imponerse ni crear dificultades». <<

[22] El embajador italiano en París (DDI, IX, doc. 24) lo consideró más nacionalista que Blum, más atento a los aspectos de seguridad y deseoso de entenderse con Italia y Alemania. Sugirió que se le subrayara que las dos potencias del Eje no tenían apetencias territoriales en España, como ya habían hecho los italianos con Blum en enero. <<

[23] Por lo que valga: Giulio Ceretti (pp. 170ss), comunista y suministrador de armas a la República, ha dejado un retrato no menos acerbo de Araquistaín. <<

[24] En las memorias de Azaña aparecen con frecuencia referencias negativas a Ossorio (por ejemplo, en pp. 223, 230, 244, 307, etc.). Sobre el error, p. 253. <<

[25] En La soledad de la República ya mencionamos a tal agente, cuya identidad no es conocida. Existen diversas teorías al respecto. Preferimos no detenernos en ellas porque no están documentadas. Lo interesante es que Negrín solía leer sus informes, con frecuencia incómodos. <<

[26] En otros informes «C» hizo también referencia a Madariaga, con quien da la impresión de que no tenía buenas relaciones. <<

[27] Prieto di|o a Azaña (p. 99) que no cabía decir a la gente que la guerra podía perderse «No hay más que aguantar hasta que esto se haga cachos. O hasta que nos demos de trastazos unos con otros, que es como yo he creído siempre que concluiría esto». <<

[28] El 22 de agosto, Negrín comentó a Azaña (p. 230) que quería mover a Ossorio a Buenos Aires y a Pascua a París. ¿Reflejo de las informaciones de «C»? <<

[29] Martínez Parrilla (pp. 125-127) ofrece ejemplos retumbantes de las valoraciones públicas que la derecha militar francesa hacía al tiempo del conflicto e incluso de la figura de Franco («trabajador infatigable, humano, honesto, hombre de izquierdas y republicano (!!!), defensor de la civilización cristiana contra el bolchevismo asiático, patriota…»). <<

[30] Los datos anteriores se toman de versiones sucesivas de un esbozo de Negrín hecho por Moch en los años cincuenta. Todas ellas contienen numerosos errores fácticos aunque su número va disminuyendo de la primera a la última. Es muy verosímil que para entonces se le entrecruzaran los recuerdos, por lo que sus afirmaciones han de tomarse con un grano de sal. Sorprenden dos: que el mismo Negrín pilotase el avión y que desconfiase del embajador en París, que terminaría pasándose al enemigo (el único que lo hizo fue Cárdenas, en julio de 1936). Las distintas versiones del esbozo se encuentran en CARAN, Fondo Jules Moch, caja 93, en un expediente titulado «Témoins de mon temps». <<

[31] Telegrama y despacho de Sir Eric Phipps del 14 y 27 de julio respectivamente. TNA: FO 371/21343. <<

[32] Esto no significa menospreciar las aportaciones de ministros como Auriol o Cot o de altos cargos como Moch, Cusm o Moulin. Significa, simplemente, restablecer los hechos, algo a lo que no contribuye, por ejemplo, un resucitado artículo de Cot que data de 1975. Tampoco la ulterior biografía de Blum debida a Greilsammer. Curiosamente, los DDF no recogen ninguna de las gestiones republicanas. <<

[33] A Azaña (p. 263) le contó De Brouckère, presidente de la Internacional Obrera Socialista (IOS), que el «temor a Inglaterra» había sido uno de los resortes de la política de Blum. Este le había dicho incluso que, de haber ayudado a la República, hubiera estallado una guerra civil en Francia. <<

[34] Naturalmente, no se trata de analizar en profundidad la política de Blum, hoy santo laico socialista. Jules Moch conservó en sus papeles una crítica acerba de su actuación, «Les idées et la personnalite de Leon Blum», firmada por C. Giraud, que no por no ser pública nos parece menos interesante. CARAN, Fondo 484AP, caja 148, carpeta 2. Es posible que el autor fuese un profesor de la Universidad de Rennes, muy ligado con el Gobierno francés, que trabajaba en el departamento de Asuntos Jurídicos de la SdN. El retrato que Ceretti (pp. 130s) ha dejado de él tampoco es halagüeño. Adamthwaite ha hecho un análisis durísimo de las oportunidades que Blum, y Francia, desaprovecharon desde el primer momento y cómo la opción por la no intervención fue totalmente deplorable. <<

[35] Este significativo episodio se ha reconstruido con información procedente del expediente «Sale of French Aircraft to Spain». TNA: FO 371/21339. Howson (p. 327) alude a él más brevemente. <<

[36] Estaban en discusión otras entregas camufladas bajo una operación con China pero ignoramos si llegaron a producirse. <<

[37] Bullitt había dicho a Azcárate refiriéndose al Reino Unido: «No hace nada en Extremo Oriente, bajo pretexto de la situación difícil en el Mediterráneo. Pero en vista de las graves dificultades en Extremo Oriente es indispensable evitar a todo trance y por todos los medios que las del Mediterráneo obliguen a hacer algo a Inglaterra». ¿Resultado?: «parálisis e impotencia en todas partes». «Inglaterra trata de hacer defender sus intereses en Extremo Oriente por Estados Unidos y en Europa por el ejército francés». (Carta a Negrín del 2 de septiembre. AMAE: FPA, caja 106). Este tipo de planteamientos terminó calando en París. <<

[38] «Italian views on French attitude to Spanish Government», 11 de octubre de 1937. TNA: FO 371/21346. <<

[39] «Objections of M. Flandin to opening the French frontier to Government Spain», 20 de octubre. Ibid., 21347. <<

[40] En el Quai d’Orsay la influyente dirección general de Asuntos Políticos (dirigida por Léger y Massigli) se oponía a tal medida y los británicos estaban bien informados al respecto. <<

[41] Expediente «British attitude to proposed opening of Franco-Spanish frontier», octubre de 1937. TNA: FO 371/21346. <<

[42] También Prieto dijo a Azaña que los embajadores le habían parecido una colección de «ilustres fugitivos». Estaba descontento de Azcárate porque, al parecer, «no las veía venir». En esto era injusto. <<

[43] Sabemos por los diarios de Harvey que tal había sido el caso a finales de marzo. En mayo, sin embargo, había llovido mucho y ya se habían agitado en el seno del Gobierno británico ministros que querían enviar un representante oficioso cerca de Franco. <<

[44] Azcárate insertó en sus memorias (pp. 65ss) las notas que tomó en su diario. Estas se encuentran en AMAE, FPA, caja 123, E2. Naturalmente, informó al Gobierno. <<

[45] A diferencia de otros autores no insistiremos en el escaso realismo de la gestión. A principios de mayo Franco había indicado al representante alemán, Wilhelm Faupel, que no consideraba la menor posibilidad de llegar a un acomodo con los «rojos». El general nazi también se pronunció en contra en términos muy duros (ADAP, doc. 254). <<

[46] Lo que antecede esta tomado de «Negociaciones de paz», AHN: AP, 5/2. <<

[47] Mi propia valoración se inserta en la misma lógica de Azcárate y Pascua, si bien reconozco que en la literatura suele defenderse o al menos entender las actuaciones azañistas. <<