[d45] Procedimiento sugerido por el general
Rojo para la rendición del Ejército
Popular
1.Suspender las hostilidades bruscamente y por sorpresa para el enemigo, para nuestra población civil y para nuestro propio ejército. Ello puede hacerse mediante consignas escritas que se entregarán a jefes de pequeña unidad del frente una hora antes de ponerlas en ejecución y que no se abrirán hasta una hora precisa (el amanecer). En tales consignas se les indicará que a una hora determinada, la misma para todo el frente, se levante bandera blanca y se dejen las armas y se permanezca en el frente sin huir.
2. A la misma hora prevenir al enemigo por radio que avance urgentemente con las columnas motorizadas a los lugares que se le pueden indicar para asumir el mando y dirección del país y hacerse cargo de la situación y del orden, advirtiéndole que a determinada hora las tropas levantarán bandera blanca por haber renunciado el Gobierno a la lucha. Esta advertencia al enemigo puede hacerse con antelación, precisa para que conozca la decisión y pueda prever el desplazamiento de sus fuerzas.
3. Publicar un documento oficial por radio a una hora anunciada en el que el Gobierno justifique ante el mundo y ante el país su conducta y las causas que han motivado su determinación.
4. Dividir la totalidad del país en dos masas: una pequeña formada por el Gobierno, los dirigentes políticos y sindicales, los Jefes militares de mayor representación y de una manera general con todos los hombres cuya vida se considere en peligro si el enemigo aplicase represalias o cuya conservación sea de interés a la causa popular; la otra formada por todas aquellas personas que por haberse limitado a cumplir con su deber han participado en la lucha y con las cuales pueda fundadamente esperarse que no se aplicarán represalias.
5. Para salvar estas personas el Gobierno debe gestionar de una manera muy privada y personal que tales personas puedan entrar en Francia y no en calidad de detenidos para ulteriormente que cada uno se sitúe donde le sea posible. Esta gestión facilitaría el paso de la frontera de una manera digna y no como huidos a través del monte. Si la gestión fracasase deberá preverse el paso a Francia por distintos lugares de la frontera presentándose allí a las autoridades; caso de éxito de la gestión podrá entrarse en Francia entre dos horas de apertura y cierre y realizar por las autoridades francesas el control de los que pasen una vez en el interior para evitar aglomeraciones en la frontera.
6. Para la retirada y reunión de este personal, el jefe del Gobierno reunirá a los jefes militares más destacados para exponerles la resolución adoptada y para que con todo orden, disciplina y rigor dicten las medidas y órdenes precisas para la reunión y transporte de las personas interesadas así como la forma e itinerario que deben seguir sin detenerse hasta la frontera. Si fuera preciso y el paso hubiera de hacerse por puntos de paso no frecuentados cabe recabar el auxilio del Partido Comunista francés o de los organismos obreros para la recepción y distribución de este personal.
7. Todas las anteriores operaciones deben efectuarse de noche para que no puedan infundirse sospechas en la zona de retaguardia ni en la de los Ejércitos y sobrevenga un desmoronamiento de la moral y un caos en la situación de la población. De tal manera la zona evacuada por las autoridades y mandos militares pasará a poder del enemigo en un breve plazo de horas.
8. Por el Gobierno deben adoptarse medidas para que todas personas evacuadas puedan hacer frente a su nueva situación, por lo menos durante unos meses, de tres a seis, hasta que puedan abrirse camino.
9. Para seguir normas análogas y proceder con simultaneidad en la zona central se procederá del siguiente modo:
10. Prevenir la evacuación del material y archivos que no deban caer en poder del enemigo para evacuarlos con las expediciones de personal violentamente o de manera secreta a través del monte.
11. Ya se adopte esta resolución u otra cualquiera debe procederse con la máxima urgencia, con el máximo secreto y con el mayor orden y disciplina haciendo que cada autoridad se mantenga en su puesto hasta el último momento y que los interesados solamente conozcan la conducta que deben observar y sus trámites con el tiempo preciso para que puedan proceder sin precipitaciones.
Consigna para la tropa
El Gobierno de la República, en vista de la imposibilidad de lograr la superioridad sobre el adversario, ha resuelto suspender las hostilidades para evitar sacrificios inútiles. En consecuencia ordena que a las siete horas de hoy en todo el frente las tropas levanten bandera blanca para unirse a los españoles del otro bando y dar por terminada esta guerra fratricida. El enemigo ha anunciado que no habrá represalias ni persecuciones por lo que todo el mundo deberá mantenerse en su puesto sin hacer uso de sus armas. Todos los combatientes tienen el deber de comportarse con perfecto orden y disciplina y renunciar definitivamente a la lucha, uniéndose fraternalmente a los demás españoles. Viva España.
Escrito para el enemigo
Excmo. Sr. General Jefe del Cuerpo de Ejército MARROQUÍ
El Gobierno de la República ha adoptado la resolución cuya copia le adjunto y en cumplimiento de la cual en el día de hoy a las siete (7) horas en todo el frente del Ejército de la República levantarán las tropas bandera blanca en señal de cesación de las hostilidades, siguiendo la consigna cuya copia también le adjunto.
Lo pongo en conocimiento de V. E. a fin de que pueda hacerse cargo de las tropas evitando desmanes y pánicos y rogándole al propio tiempo que haga avanzar sus tropas motorizadas para ocupar los puntos del territorio que eviten la producción de pánicos en la población y aseguren el orden y la disciplina.
Al comunicarle esta resolución que el Gobierno ha adoptado para evitar nuevos e innecesarios derramamientos de sangre española, le suplico personalmente se tengan para estos hombres que fueron combatientes valientes y abnegados y se batieron pensando en España las consideraciones que como tales merecen.
Le saludo
Puesto de Mando, de febrero de 1939
De Orden del Ministro de Defensa.
El General Jefe del Estado Mayor Central
Fuente: AHN, AGR, caja 25/11 (reproducido también en Sánchez Cervelló, pp. 507-510). <<