[d43] Zugazagoitia sobre la evacuación
de Barcelona
Castillo de Figueras
1 de febrero de 1939
Qdo. Don Marce:
Le he vuelto a enviar una maleta mía con ropa. Sólo me he quedado con la indispensable, para que en caso de evacuación no constituya un estorbo enojoso. Y bien: la situación aquí no ha cambiado sensiblemente, aun cuando haya una apariencia de más orden y aun más orden, en el mejor sentido de la palabra. Es que, de no haber variado, a estas fechas nos hubiéramos comido vivos los unos a los otros, de tal magnitud fue el desorden que se produjo. ¡Qué mal hacemos las cosas, mi querido amigo! Como todos cuantos las dejan para última hora. La salida de Barcelona fue un modelo de imprevisión y barullo. Allí han dejado los Ministerios toda su documentación. No quiera saber lo sucedido en Estado. Allí quedó todo. De lo único que se preocuparon es de evacuarse los funcionarios, dejando toda suerte de documentación, incluso la más reservada e importante. ¡Bochornoso! Pero eso que es falta total del sentido de la responsabilidad está en parte justificado por la manera como se procedió a ordenar la salida: tres horas antes de la indicada para salir. Creo que soy la única persona que ha evacuado todo el archivo, todo el material, el personal y el mobiliario. Y mis condiciones no fueron buenas, pues hube de dedicarme a buscar, por todas partes, un camión. Por evacuar, hemos evacuado hasta la cocina y soy el único que come con regularidad y decencia. Fue suficiente que en vez de salir precipitadamente me quedase a dormir una noche más en Barcelona. La falta de serenidad ha señalado unas marcas inconcebibles. No le hablo de las defecciones conocidas. Se han multiplicado a límites de vergüenza. La ola de pánico ha bajado mucho pero aun así, si se pudiese cachear la cabeza de estas personas, sólo se encontraría en ellas una idea: la de la frontera. Le confieso que me siento bastante orgulloso de mí mismo. Después de la prueba de Madrid, he resistido esta segunda con una templanza satisfactoria. ¡Y lo que celebro el no haber salido México! Me hubiera muerto de vergüenza en el camino y hubiera perdido el convencimiento directo de este momento que no deja de ser extraordinario.
Y vamos con nuestro amigo [Negrín]. Sigo viéndole poco. Hablándole menos. Conozco su pensamiento a través de personas ajenas. Según esas versiones su humor es cambiante. Su último designio es el de resistir, resistir y resistir. Reconoce que no hay posibilidades de éxito, pero renuncia a toda acción diplomática considerándola de antemano condenada a fracaso. ¿Y la preocupación por los camaradas del Sur-Centro? Esta cuestión no parece preocuparle y si le preocupa —como yo creo— oculta su preocupación. Me inclino a pensar que su pensamiento lo recata, porque dos días antes pidió un voto de confianza a sus colaboradores para notificarles cuándo debían salir para el pueblo donde está Zorita, con designio de trasladarse a Madrid. No veo, pues, claro lo que piensa. La situación militar no autoriza a creer que podamos mantenernos mucho tiempo en este pedazo de Cataluña. Estaremos aquí el tiempo que el enemigo gaste en reorganizarse y descansar. Si llega a Gerona, no habrá medio humano de conseguir que toda esta gente, incluso los militares, no se desborde y se evacue sobre la frontera francesa como única tabla de salvación. La ola nos arrollará a todos y ella obrará nefastamente sobre el Centro. Así las cosas, yo me he mostrado partidario de tener un calendario de propósitos, el final de los cuales necesariamente debe ser el intento de salvación de la zona Centro-Sur, por el único camino de salvación posible: la gestión diplomática encomendada a Vds., previa declaración de nuestra renuncia a seguir luchando. Piense que aquí tenemos, aunque precaria, la frontera. Aquellos amigos carecen de otra posibilidad de salida que el mar. Y el mar no tiene hoy ninguna seguridad.
Son varios los ministros que participan de esta opinión mía. Pero los comunistas han insistido en la necesidad de seguir la lucha y estos son, al parecer, los que han influido en el pensamiento de nuestro amigo. Digo al parecer porque no tengo seguridad de que efectivamente sea ese el pensamiento de Don Juan. Quizá desarrolle actividades que le interese cubrir en esa postura oficial. No lo sé. A mi juicio ha cometido la torpeza de irse a domiciliar en La Agullana, a dos pasos de la frontera, lo que dificulta extremadamente su relación con él. Debería estar, día y noche, en el Castillo de Figueras, en contacto con todos cuantos dependemos de él. Pero esa petición de orden y método es inútil formularla. Vd. lo sabe. Pero el que sea inútil pedirlo no estorba para reconocer que es ahora cuando tal falta de sistema puede resultarnos más terrible.
(…)
Fuente: AHN, AP, caja 2, carpeta 16. <<