[d42] Carta de Pascua a Negrín sobre
gestiones en París en enero de 1939
París, 17 de enero de 1939
Excmo. Sr. Don Juan Negrín.
Presidente del Consejo de Ministros
BARCELONA
Mi respetado Presidente y querido amigo:
He solicitado ayer mismo, inmediatamente de recibir su telegrama, la petición de audiencia a los Ministros a que Vd. se refería. Y he podido ver ya, ayer por la tarde, a los Sres. R[eynaud] y M[andel].
En la entrevista con el Sr. M. se mostró tan entusiasta y decidido como de costumbre, con verdadera vibración y con muy agudo sentido de las repercusiones que el problema español puede tener para la seguridad francesa y, en general, para la democracia en el mundo. Me anunció que iba a insistir una vez más cerca de D[aladier]. Pero que sospechaba iba a recibir la argumentación habitual: escasez de material disponible, dificultad de la situación parlamentaria y política interior, falta de unanimidad en la opinión pública francesa todavía por lo que toca a sostener la causa de la República española, peligrosidad de disponer de cualquier material procedente de stocks oficiales por inmediatas denuncias y campañas, etc. Me dijo que, en cambio, sobre B[onnet] no podía confiarse nada, sino mas bien todo lo contrario, pues no entraban los acontecimientos actuales y su desarrollo posible en el eje de su criterio en política exterior de aproximación a Italia.
Me repitió muy insistentemente que para él el asunto era evidente, lamentable el retraso, que puede ser muy dañino y que cada vez se traduce en mayores dificultades de la situación. Que esto mismo se lo ha reiterado a D. con mucha frecuencia. Y que, celebrando muy vivamente los términos del telegrama de Vd., que le satisfacían grandemente por lo que significaba de decisión y mostraban de posibilidades, haría una fuerte gestión de nuevo ayer mismo por la tarde u hoy por la mañana con D. y que me tendría al corriente, especialmente si se traducía en hechos positivos.
Le suministré grande información sobre intervención italiana en la guerra española.
Me dijo que estaba al corriente de las actuaciones de Bl[ondel] directamente con Daladier.
En cuanto a R., y presentándole mis excusas por molestarle de nuevo ya que le había visitado el día anterior, me indicó su satisfacción por la comunicación que le hacía en nombre de Vd.
Me pidió muchos detalles sobre las posibilidades que existían, discutiendo algunos, pues, al parecer, según sus informaciones, los invasores entraban en la planicie sin grandes obstáculos naturales. Yo le argumenté sobre la moral del Ejército, el orden con que se ha verificado la retirada, la escasez de prisioneros y cómo el punto fundamental era el desequilibrio material. Y si bien me daba cuenta de que en algún aspecto, como aviación, no fuera posible una ayuda directa e inmediata, sí en otros, concretamente artillería, ametralladoras y cañones antitanques, era aparte de otros materiales complementarios, posible una decidida colaboración con la grande importancia y ventajas que en el actual juego de política exterior ello podría suponer para Francia.
Y le insistí, lo que no era necesario por otra parte, sobre los muy graves peligros de una dominación italiana en España a través del general Franco, que manejarían a su gusto, y sobre cuyas simpatías no podrían caberle ninguna duda.
Me dijo que vería ayer por la noche, u hoy en todo caso, a D. para instarle a una acción que se tradujera en hechos positivos y no simplemente en vanas consideraciones y concordancias sobre los intereses del problema.
Me expresó más o menos las mismas reservas de M. Asimismo, prometió tenernos al corriente. Y le suministré información análoga, sobre la intervención italiana, a la entregada a M.
Incidentalmente me preguntó si no recibíamos mucho material de la fuente que pudiéramos llamar clásica, pues según sus noticias estaba la cosa funcionando. Yo le contesté que, según los informes que yo tenía, la cosa suponía muy poquito o prácticamente nada y que se requería una colaboración directa del Gobierno francés, a llevar con toda la discreción que fuera necesario.
Estoy esperando aún la posibilidad de ver a D., lo que ya será más difícil y desde luego más largo, pues es persona muy refractaria, según parece, al trato social.
También he hecho hoy la gestión relativa a las «vedettes», pero el Sr. Campinchi ha tenido que salir hoy mismo para Best a la puesta en cala del «Clemenceau».
Le saluda muy afectuosamente
M. P.
Fuente: AJNP. <<