[d23] Argumentos británicos para demostrar
que la no intervención no ha resultado
perjudicial para el Gobierno republicano
La principal justificación de la política de no intervención estriba en que ha evitado que la guerra civil pueda transformarse en una conflagración importante. De haberse producido esta, España se habría convertido en el campo de batalla de Europa. Nadie podría sostener que ello hubiera beneficiado al Gobierno republicano. La no intervención ha confinado el conflicto a una serie de operaciones de escala relativamente reducida y ha protegido a España de una devastación superior a la que ya ha sufrido.
Se ha indicado con frecuencia que tal política ha dificultado la adquisición de armas por parte del Gobierno. Ningún Gobierno, sin embargo, tiene la obligación de suministrar armamento al de otro país cuando se enfrenta a una sublevación o se ve envuelto en una guerra civil. Es preciso, pues, plantear la cuestión de dónde el Gobierno de Barcelona podría surtirse de armas. ¿En nuestro país, que está haciendo todo lo posible por desarrollar su propio rearme? ¿En Francia, que fue la primera en sugerir tal política? Es más, incluso si se hubieran podido suministrar armas al Gobierno español es importante recordar que si bien el Reino Unido y otros países todavía reconocen al Gobierno español, hay naciones que de hecho reconocen a la administración del general Franco como la propia de España (si bien no podemos entrar aquí a detallar con qué justificación). Si quienes reconocen al Gobierno de Barcelona anuncian su intención de permitirle adquirir armas, aquellos que reconocen al general Franco se sentirían libres de ayudarle en forma correspondiente. De hecho, y como todo el mundo sabe, el Gobierno español ha adquirido grandes cantidades de armas en el extranjero pero en los últimos tiempos se acepta generalmente que sin la no intervención los amigos de Franco han estado en una posición más fuerte que la de los partidarios del Gobierno de Barcelona. No da, pues, la impresión de que el derecho de comprar armas hubiese sido una ventaja para dicho Gobierno y, lo que es más, hubiera podido precipitar un conflicto europeo.
La política de no intervención diseñada para hacer frente a tal situación es una nueva forma de neutralidad, uno de cuyos efectos es que ningún Estado ha otorgado los derechos de beligerancia ni al Gobierno ni a los sublevados. El hecho de que los países extranjeros no hayan reconocido tales derechos es un obstáculo importante al bando que es más poderoso en el mar que su adversario, ya que no está autorizado a ejercer todos los derechos con respecto a la navegación de terceros países que se admiten en tiempos de guerra.
En consecuencia, el efecto sobre la superioridad marítima de los sublevados se ha visto sin duda alguna grandemente reducido. Por ejemplo, en una intervención ante la Cámara de los Comunes el 1 de noviembre, el Sr. Eden mencionó una serie de cantidades impresionantes que muestran hasta qué punto las exportaciones soviéticas al Gobierno español en 1937 se han incrementado en comparación con las de 1936. Esta es sólo una ilustración de cómo la política de no intervención y el fracaso subsiguiente en conceder derechos de beligerancia ha posibilitado que esa parte de España bajo control gubernamental ha podido obtener suministros por vía marítima que de otra manera no le hubieran llegado. En otras palabras, la incapacidad de declarar un bloqueo y de evitar que los suministros lleguen al otro bando ha sido el precio que los sublevados han tenido que pagar por la ayuda extranjera recibida.
Quienes critican la política de no intervención en base a que encierra grandes desventajas para el Gobierno de Barcelona deben preguntarse qué otra política hubiera podido adoptarse. Sólo hay dos alternativas. La primera hubiera consistido en ayudar al Gobierno de Barcelona con hombres y material. De haberse adoptado es probable que al otro bando le hubiese llegado mucho más. La segunda alternativa hubiera sido una política de neutralidad estricta. Esta hubiese privado al Gobierno de Barcelona, que es más débil en el ámbito marítimo, de toda posibilidad de obtener suministros. Es, pues, imposible sostener que la no intervención es una política sesgada y que funciona a favor del general Franco.
9 de abril de 1938
Fuente: TNA, FO 371/22642. <<