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Hilos sueltos

Reapember

374 d. C.

Se hallaba tan cerca ahora… El heliotropo estaba allí mismo. Casi podía sentirlo, tocar y saborear el poderoso talismán que constituía el mismo corazón de su existencia inmortal.

Pero seguía habiendo una interferencia, una neblina de poder misterioso que se mantenía oculto incluso cuando competía por el artefacto. Era un escudo que rehusaba dejarlo pasar y le impedía alcanzar su triunfo final.

No era el muchacho la causa de su frustración; eso ya lo sabía con seguridad. Era una fuerza arcana, una misteriosa esencia extremadamente poderosa que, por alguna razón, estaba centrada en el muchacho humano, aunque no en su interior.

Poseía un talismán de gran poder que obstaculizaba los deseos y las intenciones del archimago. Por desgracia, había algo extremadamente familiar en ese poder competidor, y era tan fuerte como el poder del propio archimago.

Y eso significaba que, con toda seguridad, era algo temible.