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Fines y conclusiones

En nombre de su Excelencia Astinus,

Maestro Historiador de Krynn

Notas relativas a sucesos 2 a. C. - 1 a. C.

Escrito esto en el cuarto Misham del mes de Deepkolt, 369 d. C.

Desgraciadamente, he llegado a la conclusión de que la historia de Whastryk Milano es, en su mayoría, el relato de una vida con escaso interés. Abandonó la Torre de Wayreth y se dirigió a Haven (debemos aclarar que fue muy afortunado al elegir ese destino, ya que los aprendices que partieron a la vez que él y que se dirigieron a Xak Tsaroth o a Istar perecieron en el Cataclismo; al parecer, Whastryk Milano estaba mejor informado o tenía más intuición).

En cualquier caso, cuando llegó a la ciudad de Haven, Whastryk estableció allí su residencia y se aprestó a hacer buen uso de su magia. Se estableció con el nombre de Milano Negro y empezó a labrarse una reputación como hechicero al que había que respetar, y como alguien dispuesto a prestar sus servicios siempre que la persona interesada se mostrara dispuesta a pagar un precio adecuado.

Poco tiempo después, como sabemos, Krynn se vio azotado por el Cataclismo, aunque Haven se libró en gran parte del daño causado en otras regiones de Ansalon. De hecho, la suerte hizo que llegaran a la ciudad muchos inmigrantes procedentes de otras regiones que habían resultado seriamente dañadas.

Haven nunca había sido un lugar que se distinguiera por la religiosidad de sus gentes, pero acabó invadida por Buscadores, seguidores de falsas religiones que impartían su doctrina en cada rincón de la ciudad. No obstante, justo después del Cataclismo las condiciones eran muy inestables, y aquel que tenía poderes y sabía aprovecharlos podía hacerse muy influyente.

Con el paso de los años, el Milano Negro se fue dando a conocer en Haven como una persona que no sólo tenía tales poderes sino que además estaba dispuesta a utilizarlos en su propio beneficio. Sus servicios eran solicitados tanto por bandidos como por señores de la guerra, por amantes ultrajados y por esposas celosas; incluso había nobles —entre ellos algunos de los más poderosos de la ciudad— que estaban dispuestos a pagarle grandes cantidades de dinero sólo por el hecho de que los dejase en paz y para que se supiera que el oscuro mago era un conocido, o aun un amigo de confianza.

Whastryk Milano se miraba en el espejo de su maestro, y el nombre de Mago Oscuro le gustaba; por supuesto, sabía que nunca iba a ser tan poderoso como Fistandantilus, pero era capaz de ejercer una gran influencia en ese Haven relativamente aislado después del Cataclismo.

Por suerte, el mago dejó anotaciones y registros relativos a aquellos años; los he estudiado bien y he llegado a varias conclusiones en firme:

Primero, que Whastryk Milano sólo había oído rumores acerca de lo ocurrido al mago Fistandantilus, su antiguo maestro. Se decía que el archimago estaba en Istar cuando la ira de los dioses había castigado con violencia al mundo, y, como no había informes acerca de su presencia en ningún otro lugar de Ansalon, Whastryk y el resto del mundo llegaron a la conclusión de que había muerto.

A Whastryk Milano le bastaba con ser su propio amo; es más, se convirtió en uno de los principales Túnicas Negras practicantes de magia en Krynn después del Cataclismo, y pensaba en Fistandantilus muy de tarde en tarde, sólo cuando sujetaba el pequeño frasco plateado que le había dado el mago como regalo de despedida.

Sus anotaciones dejan bien claro que él no sabía lo que contenía dicho frasco, a pesar de lo cual siempre lo tenía a mano y examinaba de vez en cuando el líquido cristalino, pues lo atraía su profundo encanto, su poder oculto. Siempre lo llevaba consigo, para tenerlo a su alcance en el momento en que sintiera que su muerte era inminente.

Con el paso de los años, Whastryk Milano se convirtió en el objetivo de muchos héroes ambiciosos, gentes que odiaban al mago por los males que había infligido ya fuera directa o indirectamente. Algunos eran caballeros valerosos que actuaban solos, en otros casos se trataba de grupos de gentes sencillas deseosas de vengar un acto malvado, y hubo incluso una mujer, hija de un comerciante al que Whastryk había destruido por haberle faltado al respeto que él creía merecer.

Todos estos atacantes morían, casi siempre con gran celeridad en cuanto cruzaban el arco de entrada y penetraban en el patio delantero de la casa del mago. Whastryk desarrolló una táctica eficaz no sólo por su capacidad destructora, sino también por el terror que infundía a sus potenciales enemigos: el mago emitía explosiones paralelas de energía que iban desde sus ojos a los de sus víctimas. Este hechizo arrancaba los globos oculares de sus órbitas y dejaba en su lugar heridas abiertas y sangrantes. Tras esta demostración de fuerza, sus enemigos eran fáciles de matar, si es que aún seguían siendo una amenaza.

Las notas explican con lujo de detalles el largo período de prisión y torturas mentales, físicas y espirituales a que sometía a algunos de sus adversarios, incluyendo a la valerosa pero condenada heroína, antes de ejecutarlos. (A veces, aun el cronista más curtido puede llorar de compasión por las víctimas).

En estos años el mago controlaba una parte significativa de la ciudad, un área que ocupaba aproximadamente un cuarto de la extensión de ésta, y algunos comercios muy prósperos. Era una zona controlada por el mal, el egoísmo y la codicia, pero también dominada por un amo indiscutido, Whastryk Milano, quien hizo gran fortuna a costa de aquellos que lo rodeaban y contaba con la obediencia de una gran cantidad de hombres armados.

Cuando ya habían transcurrido treinta años desde el Cataclismo, los teócratas empezaron a imponer sus enseñanzas como reglas oficiales de Haven. Whastryk Milano no hizo nada evidente para impedirlo ni para usurpar su autoridad; de hecho, es sabido que hizo muchos favores a los Buscadores, incluyendo asesinatos, disfraces mágicos e investigaciones secretas. No cabe duda de que el uso de la magia contribuyó a aumentar el temor de la población por la autoridad de los corruptos teócratas y sus falsos dioses.

Y así creció el poder del mago, y su influencia se extendió por el mundo hasta que en el 37 d. C. se interrumpieron bruscamente sus escritos.

Aunque podría parecer que esto ocurrió en el momento culminante de sus poderes e influencia, un estudio minucioso de los registros conduce a una conclusión diferente. En efecto, he averiguado que durante los cinco o seis años precedentes (digamos a partir del 31 d. C.) las anotaciones de Whastryk Milano dejan entrever el imparable paso de los años. Se ve que la mano que antes había sido tan firme se va paralizando poco a poco y, así, el último volumen de sus memorias está muy desordenado, sobre todo en comparación con sus notas anteriores. Al final, sin ninguna razón aparente, las anotaciones cesan del todo.

Quizás el aburrimiento hizo que el mago perdiera el interés por su diario (ésta es la peor de las pesadillas para el historiador), o quizá padeció un final súbito que no ha quedado registrado en los libros de historia. Lo que es más, he buscado en todos los registros de Haven de aquellos años y los posteriores y no he encontrado ninguna referencia al frasco de plata que Whastryk Milano había recibido de Fistandantilus.

Fueran cuales fuesen las intenciones del archimago al entregarle tan extraño regalo, parece concluyente que éstas no se cumplieron. El frasco y su contenido, así como la propia vida de Whastryk Milano, terminaron sus días en la caótica ciudad.

Tal vez algún día me desplace a Haven para resolver el dilema, pero, hasta entonces, parece que no hay nada más que descubrir.

Foryth Teel

En la búsqueda de la Balanza de Gilean.