El libro IV de las Epístolas desde el Ponto ofrece un carácter distinto del de los tres primeros, tanto por el ordenamiento de las diversas cartas, como por la naturaleza de los destinatarios de las mismas. Si los tres primeros libros aparecían ordenados, de manera que abrían y cerraban la colección sendas epístolas dirigidas a Bruto (lo que parece que hay que interpretar como que es a Bruto a quien se dirige la colección de los tres primeros libros, ordenados ya por el propio Ovidio, con el fin de que éste los publicara y divulgara, al igual que había hecho con las Metamorfosis), en este libro son dos epístolas dirigidas a Sexto Pompeyo, las que parecen hacer de introducción y epílogo. Esto ha hecho pensar que la persona que ordenara las epístolas de este libro IV fuera especialmente cercana a Sexto Pompeyo, y por ello colocara las epístolas a él dedicadas en estos puestos de privilegio, aparte de que, evidentemente, Sexto Pompeyo es el personaje político más destacado de todos los destinatarios de este libro.
Por otra parte, llama la atención el hecho de que la mayoría de los destinatarios de las epístolas que componen este libro IV sean personajes literarios destacados: así, por ejemplo, tenemos a Galión, Albinovano, Cornelio Severo, Caro, Tuticano y el propio Bruto, que, curiosamente, aquí ocupa un discreto puesto dentro del libro, lo que ha hecho pensar que fuera él mismo el ordenador y editor de este último libro.
Por último, llama la atención el hecho de que ya no haya ninguna epístola dirigida a su esposa; sólo aparece una dedicada a Suilio, el marido de su hijastra, quien se debió de interesar por Ovidio ante Germánico.