Este último libro de las Tristes está concebido como una especie de apéndice o epílogo de la colección. Como tal, recoge los diversos temas y destinatarios que más se han repetido a lo largo de los cuatro primeros libros: el tema de la poesía (las elegías 1.a, 3.a y 12.a), las cartas a su esposa Fabia (2.a, 5.a, 11.a y 14.a), cartas a los amigos (4.a, 9.a y 13.a) y enemigos (6.a y 8.a) del poeta y las lamentaciones sobre su situación en Tomos (2.a b, 7.a y 10.a). Tanto en la combinación de los motivos o temas, que encontramos en las diversas elegías de este libro[707] como en la alternancia de los destinatarios de las mismas [708], se ha querido ver una disposición simétrica conscientemente planteada por el poeta.
Si cabe destacar alguna peculiaridad de este libro V, diríamos que se caracteriza por ser el más obsesivo y reiterativo de toda la colección de las Tristes, en lo que se refiere al tema de su destierro y a las súplicas al Emperador: por un lado, el poeta comienza a estar obsesionado ya con el tema de su perdón y, por otro, aún no se observa el resignado pesimismo característico de las Pónticas.