Este primer libro, como era de esperar, nos describe la despedida del poeta de Roma (3.a elegía) y algunos de los acontecimientos más destacados de su viaje a Tomos, como son las dos tempestades descritas en la 2.a y 4.a elegías. Además, contiene el recuerdo agradecido del poeta para su esposa (6.a) y algunos fieles amigos (5.a, 7.a y 9.a), así como el lamento por la decepcionante infidelidad de algún otro (8.a), y una elegía a la nave que le llevó desde el puerto corintio de Céncreas hasta Samotracia (10.a), y que le ofrece la oportunidad de hacer una descripción del itinerario seguido por el poeta desde que sale de Brindis, así como de narrarnos el curso seguido polla nave que le deja en Samotracia desde dicho puerto hasta su llegada a Tomos, tras recoger al poeta de nuevo en alguna costa, ya del Mar Negro, hasta donde se trasladaría andando desde la Tracia. El libro se abre con una elegía que hace de prólogo (1.a) o presentación y se cierra con otra que sirve de epílogo o despedida (11.a).
Llama la atención la forma retrospectiva en que narra la última noche pasada en Roma (3.a), que debiera ocupar un lugar anterior a la 2.a (descripción de la tempestad en el Adriático): recuerda en este sentido un tanto la narración de Virgilio en la Eneida, comenzando por la tempestad del libro I y evocando a posteriori la última noche de Troya (libro II). Esta forma de evocación y no de narración de una realidad inmediata parece acentuar aún más la extraordinaria belleza de esta gran pieza lírica.
Por otra parte, el orden mismo de las elegías de este libro de las Tristes nos parece altamente intencionado y artificioso: el centro del libro lo ocupa la elegía 6.a dedicada a su esposa, rodeada por las dedicadas a sus amigos.