5

A SU AMIGO COTA

Elegía dedicada a M. Valerio Máximo Cota, hermano de Mesalino y, por tanto, hijo también de M. Valerio Mesala Corvino, aunque recibió su nombre de su tío materno, Aurelio Cota, que lo había adoptado. Era uno de los amigos más íntimos de Ovidio[637] y a él están dirigidas las siguientes elegías de las Pónticas: I 5 y 9; II 3 y 8 y III 2 y 5. Asimismo, parece dedicada a él la elegía 9.a del libro V de las Tristes.

Como puede observarse, este poema es un canto a la amistad y un elogio a la vida familiar, con fuertes connotaciones de moralismo, como si quisiera Ovidio borrar de este modo los reproches de inmoralidad que se le habían hecho por sus poemas anteriores, especialmente por el Arte.

¡Oh tú, que ocupas el primer lugar entre mis queridos compañeros, único refugio encontrado para mis desventuras, por cuyas exhortaciones ha revivido este alma mía moribunda, como suele reavivarse el fuego que vela al vertérsele aceite! Tú, que no tuviste miedo de abrir un puerto seguro y un refugio a la nave alcanzada por el rayo; con cuya fortuna yo no me hubiera sentido indigente, si el César me hubiese arrebatado mis bienes patrimoniales[638]. Mientras el entusiasmo me arrastra a olvidarme de las circunstancias presentes, ¡ay!, ¡cómo casi se me escapó tu nombre! Tú, sin embargo, te reconoces y, tocado por el ansia de gloria, desearías poder decir públicamente: «ése soy yo». Por cierto que yo, si me lo permitieras, querría rendirte homenaje y dar a la notoriedad una lealtad tan poco frecuente. Temo dañarte con mi agradecido poema o que te perjudique la inoportuna alabanza de tu nombre. Esto sí está permitido (y es seguro): alégrate en tu corazón de que yo no te haya olvidado y de que tú hayas sido un fiel amigo. Esfuérzate con los remos, como lo vienes haciendo, a fin de prestarme ayuda, hasta que, aplacado el dios[639], llegue una brisa más suave, y defiende esta cabeza que ningún otro puede salvar, si no la levanta el que la sumergió en el agua estigia[640]. Y tú (cosa bastante rara) dedícate constantemente a cumplir todos los deberes de una inquebrantable amistad. ¡Ojalá tu fortuna progrese sin fin y tú, personalmente, no necesites auxilio y puedas ayudar a los tuyos! ¡Que tu esposa iguale a su marido en una eterna bondad, y raramente la discordia aparezca en vuestra vida conyugal! ¡Que siempre te quiera tu hermano[641] con el mismo afecto con el que su entrañable hermano ama a Castor [642]! ¡Ojalá tu joven hijo sea semejante a ti y cualquiera pueda reconocer por su conducta que es tuyo! ¡Que tu hija te haga suegro por su matrimonio y que no tarde en darte, mientras eres aún joven, el nombre de abuelo!