Introducción

Aprende alemán en 7 días es el tercer libro de la saga que explica mi método para aprender idiomas. Primero publiqué Aprende un idioma en 7 días, que muestra la técnica general de estudio que debemos seguir para aprender cualquier idioma. A esta obra le siguió Aprende inglés en 7 días, un gran éxito de ventas que se hizo muy popular y encabezó varias listas de los libros más vendidos. Pues bien, la saga continúa, y dados los tiempos de crisis que corren, el método va dirigido esta vez, como no podía ser de otro modo, al aprendizaje del idioma alemán, una lengua de por sí muy importante, que cada día lo es aún más.

El alemán tiene fama de ser uno de los idiomas más difíciles del mundo. Yo, que paso mucho tiempo allí, te puedo asegurar que conozco infinidad de casos de estudiantes que cosechan trepidantes fracasos tras meses de frenético estudio. ¿Cuál es la razón de ello? Por lo general, la causa del fracaso es doble, por una parte está la técnica de aprendizaje, que como es inexistente, solo se basa en el uso y abuso de la fuerza bruta; y por otra, tenemos la motivación psicológica, que inconscientemente parte de un nivel muy frágil, ya que todo el mundo dice que aprender alemán es muy difícil, y los «expertos» así lo corroboran (¿expertos?). Esta debilidad psicológica se hará evidente ante la primera adversidad que se encuentre, y enseguida se justificará el fracaso con el argumento de que «es muy difícil aprender alemán», retroalimentando a su vez la fragilidad inicial, y perforando un pozo cada vez más profundo, del que se hace más duro salir.

Pues bien, nuestro reto es aprender alemán adquiriendo una base muy sólida, y en un tiempo récord, en tan solo 7 días de práctica, a razón de una hora por día aproximadamente. ¿Es esto posible? Sí, si conoces la forma de hacerlo, y yo te la voy a mostrar.

Supongamos que tratamos de ver una película 3 o 4 veces seguidas, acumulando un tiempo total de 7 horas como espectador. Al finalizar sucederá que apenas conoceríamos la trama de la película un poco mejor que cuando terminamos de verla por primera vez. Lo grave sería que aquí deberíamos sustituir la expresión tratar de verla 3 veces seguidas por otra más adecuada: tratar de soportarla 3 veces seguidas, pues verla una tercera vez consecutiva supondría un exceso evidente que nos aburriría, nos cansaría, y ya no nos permitiría disfrutar de ella ni adquirir nueva información. Resulta evidente que el tiempo invertido en la última visualización está mucho peor aprovechado que el invertido en la primera. Es más, si tuviésemos que ver todas las películas de ese modo, varias veces seguidas, el cine pronto dejaría de atraernos y empezaría a deprimirnos. Que también sirva este ejemplo, dicho sea de paso, como advertencia a todos aquellos que estudian más de 6 horas diarias; sin duda están desperdiciando mucho tiempo, creando fobia hacia el estudio y poniendo en riesgo su salud mental. ¿Tienes que estudiar mucho? Entonces has de emplear técnica, no tiempo.

Ahora bien, ¿qué pasaría si viésemos la película 3 o 4 veces pero de forma mucho más espaciada en el tiempo, dejando entre cada visualización un período comprendido entre una semana y un mes? Al final habríamos invertido el mismo tiempo, 7 horas, pero el resultado sería increíblemente distinto: seríamos unos expertos en dicha película, conoceríamos su trama a la perfección, no se nos olvidaría en muchos años (es posible que nunca), y encima habríamos disfrutado de todo el tiempo empleado en cada una de las visualizaciones. Esta es la razón por la que este curso tiene un guión muy progresivo, fácil de seguir, y está óptimamente distribuido durante días sucesivos. Su contenido creará sólidas bases de conocimiento y nos permitirá avanzar con rapidez sin tener ninguna sensación de dificultad. En vez de ver la misma película varias veces seguidas, vamos a ver una serie cuya trama bien entrelazada nos aportará mucha mayor «cultura cinéfila». En el aprendizaje hay que repartir tareas y saber dejar cosas para mañana, pero ojo, también hay que ser muy constantes si queremos tener éxito.

Como en mis libros anteriores, el lector podrá encontrar aquí las tablas de vocabulario completamente traducidas y asociadas. En ellas se incluyen los términos en español y alemán, la pronunciación figurada de cada palabra germana y la asociación inverosímil que nos permitirá memorizar y recordar con eficacia todo el vocabulario que necesitamos. Te puedo asegurar que aprenderemos sin esfuerzo, y además pasaremos un buen rato.

Tengo que reconocer que me lo he pasado mejor escribiendo las asociaciones de las tablas de este libro que cuando las hice para Aprende inglés en 7 días. Sin duda, la mayor longitud de las palabras alemanas nos permite más juego a la hora de encontrar términos españoles sustitutos, y por lo tanto, tirar más de nuestra imaginación. Me he reído mucho cuando las escribía, hasta el punto de que he tenido que parar en numerosas ocasiones para tratar de concentrarme y seguir, y espero que a ti te suceda lo mismo, que te diviertas mientras memorizas el vocabulario de la forma más sólida y divertida, que con toda seguridad existe.

El desglose posterior de los 7 días de trabajo está muy cuidado, y a ello ha contribuido la experiencia de mis dos libros de idiomas anteriores; pero es obvio que el libro hay que leerlo como primer paso para conocer el sistema y su aplicación al alemán. De lo que sí puedes estar seguro es de que aprenderás desde el primer día y a un ritmo trepidante. He considerado intercalar algunos ejercicios previos que aseguren rápidamente el nivel alcanzado y aumenten tu rendimiento, de forma que cuando llegues a los 7 días de trabajo ya seas capaz de moverte con mucha más agilidad, ganes tiempo y confianza, y aprendas alemán a un ritmo exponencial, gracias a esa «misteriosa» y sorprendente base que habrás adquirido sin que apenas te hayas dado cuenta.

Mi mejor recomendación al lector es que, si no es un simple turista del libro, no omita ninguno de los pasos y ejercicios que se explican en él, y digo esto porque todas las personas que han experimentado alguna dificultad con mis métodos es porque ni siquiera han leído las instrucciones, o si las leen hacen caso omiso de ellas, y van «trabajando a la carta». Algunos al menos lo reconocen, y me dicen cosas como estas: «Pues en realidad ese ejercicio me lo salté. Pensé que no era necesario en absoluto». «Es que quise mirar qué había más adelante, y luego ya no volví.» Así pues, ya que el libro no es muy gordo, y su noble propósito es conseguir que hables suficientemente bien una de las lenguas más «difíciles» que existen en tan solo 7 días, ten al menos la prudencia de leerlo despacio y sin omitir absolutamente nada de lo que pone, por obvio que te parezca.

Afortunadamente he conocido a muchas más personas que han experimentado estupendas sensaciones estudiando los idiomas con mi método, y además han aprendido a no ponerse límites tan cercanos ni a dudar de su capacidad, como hacían antes. ¿Y sabes qué? Ninguno era superdotado; no pienses que para aprender rápidamente alemán hay que ser un genio, porque no es verdad. Este libro va dirigido a personas normales, y sus objetivos son todo lo coherente y lógico que nuestra depurada técnica puede proporcionar a personas normales.

El proceso de aprendizaje en cualquier materia depende en primer lugar de la técnica, y si esta es buena, el progreso y la mejora se harán patentes de inmediato, se creará ilusión, y todas las personas mostrarán una capacidad de aprendizaje asombrosa, que pondrá en evidencia la mente prodigiosa que todos tenemos.

Me gustaría terminar esta introducción haciendo mención a un hecho verídico que ya relaté en Aprende inglés en 7 días, pero que quizá muchos lectores no conozcan, sobre todo aquellos que se saltan ciertas partes de los libros. Ellos tampoco lo leerán esta vez, pero es que es precisamente ahora cuando va al dedillo decirlo:

Una señora muy especial, a la que no he tenido la fortuna de conocer personalmente, se puso un día en contacto conmigo, y muy emocionada me dijo que, tras haber leído mi libro Aprende un idioma en 7 días, había aprendido lo suficiente de alemán como para hablar por teléfono con su pequeño nieto que residía en Alemania, y que no hablaba nada de español. Me aseguró que aunque su nivel no era muy alto, podía comunicarse perfectamente con su familia por teléfono (que aún es más difícil) y hablar de las cosas normales de cada día: preguntarle al nieto por sus estudios, por sus aficiones, por sus amigos, etc. La señora tenía ¡75 años!

Pues bien, el libro específico para aprender alemán acaba de salir del horno, así que… ¿Te atreves tú también a intentar el reto de aprender alemán en 7 días?