En primer lugar he de agradecer a Galina Ershova, escritora y directora del Centro de Estudios Mesoamericanos Yuri Knorosov de la Universidad Estatal de Rusia de Ciencias Humanas, su desinteresada ayuda al hablarme de la enigmática vida de quien fuera su maestro, Yuri Valentinovich Knorosov, a quien, esté donde esté, quiero rendir tributo por sentar las bases para la decodificación de la escritura de los mayas.
Gracias a Iván Saavedra por ayudarme con los textos rusos y por ser mis ojos en México. A Pablo del Pozo, periodista y músico, que vislumbró sin dudas el instrumento musical que aporreaba Mariana. A Carmen Espejo, profesora en la facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, que despertó mi interés por saber más sobre el inicio del periodismo. Asimismo, al PVEM (Partido Verde Ecologista de México) y, en concreto, a Patricio Sotelo, por hablarme de su país y del mágico santuario de la Mariposa Monarca. Pero ante todo, gracias por su incondicional amistad.
Finalmente, a Antonio Vázquez, por dejarse arrastrar por lugares inusitados en mi búsqueda infatigable del pasado. Gracias.