FLECHA.— (Saliendo del jardín con una arquilla). ¡Ah, señor, qué oportunamente os encuentro! Seguidme de prisa.
CLEANTO.— ¿Qué sucede?
FLECHA.— Seguidme, os digo; estamos de suerte.
CLEANTO.— ¿Cómo?
FLECHA.— Aquí está vuestra solución.
CLEANTO.— ¿Qué?
FLECHA.— He estado echándole el ojo a esto todo el día.
CLEANTO.— ¿Qué es esto?
FLECHA.— El tesoro de vuestro padre, que he birlado.
CLEANTO.— ¿Cómo te las has compuesto…?
FLECHA.— Lo sabréis todo. Huyamos; le oigo gritar.