Escena XIV

MERLUZA.— (Corriendo y derribando a Harpagón). Señor…

HARPAGÓN.— ¡Ah, yo muero!

CLEANTO.— ¿Qué ocurre, padre mío? ¡Oh!, ¿os habéis hecho daño?

HARPAGÓN.— Al traidor le habrán dado seguramente dinero mis deudores para que me rompiese el cuello.

VALERIO.— (A Harpagón). No será nada…

MERLUZA.— (A Harpagón). Os pido perdón, señor; creí obrar bien acudiendo de prisa.

HARPAGÓN.— ¿Qué vienes a hacer aquí, verdugo?

MERLUZA.— A deciros que vuestros dos caballos están desherrados.

HARPAGÓN.— Que los lleven pronto al herrador.

CLEANTO.— Mientras los hierran voy a hacer por vos, padre mío, los honores de la casa y a acompañar a la señora al jardín, adonde diré que lleven la colación.