MARIANA.— Efectúo, señora, tardíamente esta visita.
ELISA.— Habéis dicho, señora, lo que debí yo hacer, y me correspondía anticiparme.
HARPAGÓN.— Como veis, es muy alta; pero la mala hierba crece sin cesar.
MARIANA.— (Bajo, a Frosina). ¡Oh, qué hombre más desagradable!
HARPAGÓN.— (Bajo, a Frosina). ¿Qué dice la beldad?
FROSINA.— Que os encuentra admirable.
HARPAGÓN.— Me hacéis demasiado honor, admirable encanto.
MARIANA.— Aparte: ¡Qué animal!
HARPAGÓN.— Os quedo muy agradecido por esos sentimientos.
MARIANA.— Aparte: Yo no puedo resistir más.