HARPAGÓN.— Vamos, venid aquí todos que os comunique mis órdenes para luego y señale a cada cual su cometido. Acercaos, Doña Claudia, y empecemos por vos. Bien; héteos ya con las armas en la mano. Os recomiendo el trabajo de limpiar por todas partes, y, sobre todo, tened cuidado de no frotar los muebles con demasiada fuerza, por miedo a desgastarlos. Además de eso, os encargo que administréis las botellas durante la cena; y si se extravía alguna o se rompe algo, os haré responsables de ello y lo descontaré de vuestro salario.
MAESE SANTIAGO.— Aparte: Hábil castigo.
HARPAGÓN.— (A Doña Claudia). Idos.