21. El mural

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El mural

El lunes después de la semana de los exámenes Carolina empezó a pintar el mural en el estudio de Rayder. Era un placer tener el presupuesto abierto para cualquier cantidad de pintura y pinceles. Música a todo volumen y no tener que preparar comida. Terminando las clases Caro pasaba al Daegal, el edificio de departamentos donde vivía Rayder. Primero llegaba a saludar a la señora Evelyn, la buscaba en la cocina y le daba un largo abrazo. Evelyn con su cuerpo rollizo y la mirada franca le regresaba los abrazos y le cocinaba para que comiera algo mientras pintaba y llegaba la hora de la comida.

Rayder pasaba diario a la hora de la comida para compartirla con Carolina, se estaba convirtiendo en un ritual tenerla ahí, absorta pintando. Él podía trabajar mientras la miraba gozar con los colores. Le gustaba esa presencia sosegada y tranquila. Estaba llenado espacios que no reconocía como vacíos. Pero aún ni un día se había quedado a dormir en el departamento de Rayder.