18. La camioneta

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La camioneta

El martes por la mañana temprano, llegaron Rayder y Joshua con la camioneta Toyota. Cuando Carolina bajó y los vio, se sonrió, tenía el cabello alborotado y sus viejos jeans de pintar, una camiseta ajustada negra que le hacía ver un cuerpo delgado y hermoso. Aún con ropa tan informal tenía un gran estilo propio.

—¿Es la camioneta? —preguntó Carolina.

—Es de hace dos años, pero está en excelentes condiciones, casi no se ha usado… —explicó Rayder tratando de justificar por qué aceptaba darle una camioneta usada.

—¡Es hermosa!

—¿Sabes manejar? —preguntó Rayder antes de darle las llaves.

—De maravilla, no te preocupes. La cuidaré bien.

—Pensaba que tal vez podías quedártela en pago al mural que pintarás en mi estudio —propuso Rayder.

—Yo pensaba regalarte ese mural.

—Yo pensaba regalarte esta camioneta…

—Primero déjame pintarlo, y si te gusta hacemos la negociación.

Rayder sacó una tarjeta del pantalón y se la entregó:

—Gasolina, con esta tarjeta puedes comprar combustible en cualquier estación… Esta camioneta gasta un poco más que tu motocicleta, y tu comida —dijo y le pasó una lonchera roja.

—¿Comida?

—Te la manda la Señora Evelyn.

—¿Señora Evelyn?

—Sí, mi ama de llaves, dice que estás muy delgadita y que necesitas comer… y yo no le comenté nada. ¿Qué no te alimentas en la universidad?

Carolina se rio con una risa fresca. Tomó la lonchera y abrazó a Rayder.

—Dale las gracias de mi parte y a ti también, gracias.

Carolina guardó su material a la parte de atrás de la camioneta y subió en ella. Rayder y Joshua se fueron tras de ella para comprobar si sí sabía manejar algo más que una motoneta.