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El horario y los sueños perdidos
Rayder entró en la oficina de Margot.
—Necesito que me consigas los horarios de clase de la señorita Kerry y una mesa para la cena de su graduación —pidió y salió.
Margot lo miró retirarse y sintió un nudo en el estómago, era como tener un peso inmenso presionando su vientre. Era una punzada de dolor por lo perdido.
En menos de media hora la eficiente Margot pidió permiso para entrar en el inmenso despacho de Rayder. Mientras él hablaba por teléfono le hizo el gesto con la mano para que pasara. La asistente perfectamente arreglada y de tacones gigantescos se sentó en una de las sillas frente al escritorio. Cruzó las piernas.
Cuando Rayder terminó la llamada, la chica le pasó varios papeles y le explicó mientras cambiaba de hoja en hoja.
—Estos son los horarios de la señorita Kerry durante las clases regulares, estos son los horarios de esta semana de exámenes, aquí están sus calificaciones y la carga académica cumplida hasta ahora. Y me informan que ya no hay boletos o lugares para la cena de graduación.
—Ahora resulta que la cena de artes plásticas está repleta… quién iba a pensarlo.
—Más bien que la acoplaron con los de otras carreras, porque no eran suficientes estudiantes, así que les dejaron muy pocos lugares…
—Consígueme una cita con el Rector, vamos a hacer un buen donativo… o construir una biblioteca o edificio, no me importa. Y quiero una mesa en esa cena, aunque el evento tenga que cambiarse de lugar. Busca a los tíos de la señorita Kerry: Edith y Gustav, Joshua tiene la ficha con la información. Quiero que estén en esa cena, ofréceles boletos de avión en primera clase, el mejor hotel, lo que sea necesario para que vengan.
—Sí, entendí —afirmó Margot—. Señor Rayder, ¿ya notó que tiene algo en la palma de la mano?
Rayder se miró la palma y sonrió divertido al ver las letras de diseñador de Carolina marcándole el horario.
—Sí… gracias por hacérmelo notar.
Margot se levantó y dejó la oficina de Rayder y muchos de sus sueños.