AGRADECIMIENTOS

Lo mismo que para criar a un hijo, se necesita de muchas personas para sacar adelante un libro. Yo he sido muy, muy afortunada de contar con tantas a mi lado. Parece de justicia darles las gracias ahora que tengo ocasión.

En primer lugar, muchísimas gracias a mi editora Nancy Conescu, de Penguin/Dial. Hemos hecho juntas todo el viaje. Honestamente, no creo que hubiera podido hacerlo de otro modo. Consigues mejorarme como escritora con una especie de alquimia excepcional que combina la mano firme con la delicadeza. No sé cómo lo haces, pero he aprendido mucho de ti y he disfrutado cada minuto. No se puede pedir más.

Gracias también a mi agente, Steven Malk, con cuyo apoyo cuento siempre. Al lidiar con todos los asuntos que me vuelven loca y me estresan, haces posible que escriba mejor. Confío incondicionalmente en ti, Steve, y hay pocas personas en este mundo que hayan oído esas palabras salir de mi boca.

Gracias a Don Weisberg y al equipo de Penguin/Dial por acogerme y darnos refugio tanto a mí como a mi trabajo, no solo sois increíblemente astutos e innovadores, sino también la gente más encantadora y cariñosa que conozco.

A Lisa Mantchev, Jessica Verdey, C. Lee McKenzie, Jon Skovron, Stacey Jay, Saundra Mitchell, Carrie Ryan, Daisy Whitney y los Debutantes del 2009, que han compartido conmigo este viaje tanto en los buenos como en los malos momentos. Hemos recorrido un largo camino.

Mi especial agradecimiento a Tonya Hurley, Juliette Dominguez y MJ Rose, quienes han terminado siendo mis amigas y confidentes. En este mundo no hay que subestimar a nadie.

A mi madre, Claudia Baker, por darme una lección de amor incondicional.

Y a mi padre, Michael St. James, por enseñarme a aceptarme tal como soy.

A Morgan Doyle, a quien quiero como a una hija, y a todos los adolescentes que se comunican conmigo a través de Facebook, permitiéndome formar parte de sus vidas y escuchar sus conversaciones. Gracias a vosotros me siento tan unida a los adolescentes de todas partes. Y lo más importante: gracias a vosotros puedo escribir sobre ellos.

A tantos y tantos lectores que me envían emails y se dirigen a mi online, recordándome por qué hago lo que hago, por qué me gusta lo que hago y por qué es tan importante. Todos vosotros significáis mucho más para mí de lo que podáis imaginaros.

Finalmente, a Kenneth, Rebekah, Andrew y Carolina. Nada sería posible sin vosotros.