¡Nada que no fuera un cuerpo entero
en la firmeza de la mortaja…! Y sin embargo, ese golpear
con la antorcha encendida en la ventana de los baños públicos de mujeres.
Y hace que crezca lo que hay de más doloroso,
lo que estaba perdido para siempre.
Hasta la lascivia de los muertos
quiere moverse sin cesar del infierno al infierno…