Se charló, bebió, bailó,
cuando se sentó a tu lado…
Mirándola sentiste que todo era de pronto
como si viniera de afuera y a la vez retrocediera
hasta el lugar donde acaba el rostro y comienza el retrato,
y te dijiste: aunque envejece hacia la juventud
ya no es la que fue…
Pero ella sacó del bolso su fotografía
y dijo: «Hágala pasar,
pero que nadie ponga aquí su firma».