¡Y de nuevo para usted, Karel Hynek Macha!

I

Qué poco sabemos de él… ¿Tal vez porque estaba

demasiado cerca para que nos alejáramos?

¿Y que a pesar de su constante renovarse no ha cambiado?

¿Que tuvimos por inconstante y sólo casual locura

su secreta emoción?

Solía decir que es necesario limitar

la libertad de los muros de la cárcel,

ya que empiezan a estar por todas partes.

Y nosotros habíamos pensado que era una ventaja

que hallándose ya encarcelado desde niño

se le hubiera permitido cerrar tras de sí la puerta

y tirarle luego al verdugo la llave por la ventana…

II

Por supuesto es posible que sólo quisiera decir que él no estaba de acuerdo,

porque si existimos sólo para nosotros,

¿por qué queremos acción?

Por supuesto también es posible

que hubiéramos estado esperando a alguien

que precisamente salía de la cárcel,

pero ni siquiera en eso era posible confiar…

III

Y que tenemos miedo… que tenemos miedo de las

imágenes interiores, sólo porque

por la más profunda sensualidad cobran forma,

y en la forma el crecimiento queda concluido.

Oigo cómo la muerte devora el rugido del alma.