En miércoles de ceniza

Con pesadísima espada la Vieja ley hojea la Nueva…

Las vigas del campanario crujen… La campana estalla.

En los cuatro ángulos del saqueado cielo

resuena la inquietud del mundo.

El espíritu santo no tiene donde sentarse.

Sólo el muerto, que ha salido en sudario de justicia,

tiene por ojos los años de la piedra…