Hasta el último céntimo

La miraron a los ojos, para no verlo en los ojos;

miraron en el mundo lo que el mundo no vio;

lo llevaron de Anás a Caifás y de Caifás a Pilatos,

mientras que lo seguían a regañadientes pensando:

«¡Excepto el don de Dios, mierda para él!».

Pero él estaba solo,

como si no hubiera sido de esta raza;

estaba solo, porque el amor había entrado en su corazón

y se había vuelto demasiado grande;

estaba solo con la pregunta obsesiva y obligada,

como el último día antes de pagar el alquiler del trimestre;

estaba solo, como cuando el hombre duerme…

Pero ¿estar solo también cuando se vela?

Sí, ya que también el centro del alma se halla siempre en el umbral del dolor…