Después de San Martín

Era unos días después de San Martín…

Iba yo entonces a Gahatagat

a la planicie… Estaba en un estado de esos

en que uno no sabe siquiera qué día es…

Pero hacía mucho que caía la nieve… Lo cubría todo…

Y de pronto sopló el viento con tanta violencia

que tuve que bajar el rostro

y repentinamente vi, con el alma encogida,

que siempre un paso antes

había una huella fresca…

Ni un alma por los alrededores…

¿Quién, pues, caminaba delante de mí?

Era yo quien caminaba delante de mí…