La parada del mensajero

A Vaclav Cerny

Si hubiera nieve quedaría de mí una huella

aquí, donde por un instante me apoyo, en el muro de la alberca…

Pero hace calor y verdea, hasta las mujeres están maquilladas de malaquita,

el centeno se torna lechoso, las nubes se hacen pesadas

y el estanque las refleja como morfina bajo la piel…

El papiro de Oxyrhinco es en verdad demasiado joven

comparado con lo que yo arrastro… Habrá de nuevo guerra…

Qué silenciosamente bebe el caballo…