Mucho es venir, pero esperar es más.
Y ella sabe esperar. Las tumbas
para ella no son sino ampollas de ortigas
sobre el dorso de la tierra que se flagela a sí misma…
A pesar de que un simple terrón de arcilla le resulte lo más querido
y deteste las losas y las flores llamadas «pensamientos»,
le gusta esconderse detrás de los troncos de árboles secos.
Después (aunque no hubiera tenido qué ofrecer excepto frutas de cera)
acoge en el jardín a aquellos que había invitado a su casa…