Lot fornica con sus hijas

Cuando al huir de Sodoma pasaron por la puerta de los huevos,

ya sintieron, el padre una corriente y las hijas su delta…

Después de una hora de fuga, Lot se detuvo y se volvió a mirar:

tras él la ciudad (aunque para que corrieran sonaba todavía una campana)

no era más que fuego quemado y agua ahogada…

No había pues realmente por qué cambiar los caballos sin herraduras por burritos,

así que se quedaron en la gruta más próxima para tomar aliento.

Más tarde hicieron allí un fuego y charlaron…

Y mientras tanto él no comprendió

que incluso entre los ojos hay un espacio,

ambas estrechaban ante él el vino ebrio de su seno de tal modo

que él lo descorchó con un quinto pulgar…

Hasta el pecado del santo puede ser una profecía.