No es una casa que llame particularmente la atención,
aunque está un poco gorda, tal como la han tallado
los gorriones en la amena verdura…
No se enfrenta a su entorno y su única ventana abierta
es sólo una inspiración y una expiración
y tampoco su puerta es otra cosa que una entrada.
Dirías: la claridad y la paz, el reposo y la vida…
Y sin embargo vive en aquélla aquel
que mató a un hombre para salvar a una mujer,
pero también aquel que para salvarse a sí mismo
se puso luego a matar hombres y mujeres…