Durante la siega

Cuando te he visto hoy arrodillada entre los trigos bajo el sol

atar las gavillas,

cuando te he visto dorada sobre el oro,

y amando sin duda a ese muchacho

que a cada instante se volvía hacia ti,

he tenido que pensar en aquella que amo

y que no me ama,

aquella que, noche tras noche, reposa,

blanca en la blancura, y que no necesita

ni de sí misma…

Ella, una de los mil espectadores

de las ejecuciones…