Agonía

Temblorosas, las manos ni a sí mismas se llevan.

Cuando en la vejez deberían recibir,

todo se les pierde

hacia el vacío, que hiela.

Tembloroso, el corazón debería conocer el amor de los otros

por todo lo que ha dado a manos llenas,

mas ni a sí mismo se soporta en el vértigo

de ir dejando, dejado por todos…