Siempre de nube en nube
el momento maravilloso sube
para dejarnos
de luz a luz, volando.
La nada que de este instante tienes,
es nuestra vida precisamente.
De vigilia a vigilia,
el sino, en sueños, se marchita,
y cuando es ya pleno día,
procura volver a la vigilia,
sigue de pena a pena
hasta llegar a esta moneda
con que pagar en el postrer segundo
el pasaje al otro mundo.
Nada en nada se detiene…
Sólo en la ventana permanece
por un día o una vida
la persiana recogida.