En el testamento

I

Siempre de nube en nube

el momento maravilloso sube

para dejarnos

de luz a luz, volando.

La nada que de este instante tienes,

es nuestra vida precisamente.

II

De vigilia a vigilia,

el sino, en sueños, se marchita,

y cuando es ya pleno día,

procura volver a la vigilia,

sigue de pena a pena

hasta llegar a esta moneda

con que pagar en el postrer segundo

el pasaje al otro mundo.

Nada en nada se detiene…

Sólo en la ventana permanece

por un día o una vida

la persiana recogida.